1. Fernanda es la nueva secre de la imprenta


    Fecha: 30/07/2018, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Cuando trabajé en una imprenta supe lo emocionante que es hacer el amor encima del papel. Sentir el vaivén del hombre al ritmo del chaca chaca de las maquinas. Cuando solicité el empleo me entrevistó el dueño. Vio seguramente a un muchacho raro, delgado de 21 años, melena sedosa , gesto tímido, camisa holgada que disimulaba sus pequeños pechos, pantalón ajustado y zapatillas de tela. Quizá dudó por un momento de mi genero. Me preguntó si sabía manejar excel y word, a lo que respondí que sí. Me advirtió que los señores del taller eran algo groseros y que si venía a trabajar vestido así, tendría que soportar sus bromas. Me encogí de hombros y sonreí. Por un momento, sin querer, volteé a ver hacia el taller y sorprendí a uno de los operadores mirándome. En cuanto cruzamos miradas se sujetó su "paquete" e hizo un gesto de invitación. Yo le sostuve la mirada y le respondí pasándome la lengua por los labios. Era un jueves cuando me presenté a trabajar en aquel negocio lleno de pilas de papel, prensas, guillotinas, engrapadoras y otras máquinas que no recuerdo . El ruido del taller llegaba hasta el área de oficinas donde me asignaron un escritorio. Saludé tímidamente al dueño, un hombre sesentón con principios de calvicie, pelo canoso y mostacho bien cuidado. Junto a su oficina estaba la contadora, una mujer cuarentona, pelo corto, gesto serio, en camisa y pantalón un tanto masculinos. En otro cubículo el jefe de taller, alto, moreno, fornido, brazos muy velludos y risueño. Ojos ...
    ... pícaros. Mi tipo de hombre. Creo que a esas oficinas yo le di el toque femenino. Lo digo porque cuando llegaban los clientes y saludaban al verme de espaldas, decían: buenos días señorita. Yo creía que saludaban a la contadora pero no. Ella me decía socarrona: Es a ti. Y soltaba la risita. Pronto comprobé lo que me advirtió el dueño, cuando tuve que pasar al taller y llevar una orden de producción a los operadores. En seguida me rodearon para darme la bienvenida muy a su manera. Oí que entre ellos decían: Uyy ya tenemos secretaria, y venían las carcajadas. y otros gritaban: ¿cuándo nos comemos esa torta papacito? y más risas. No era nada nuevo para mi. En la escuela tuve mi gran iniciación y ya no me asustaba tanto. De hecho me divertía bastante. Al pasar de los días nos fuimos familiarizando y nos llevamos bien, pero el dueño me pidió no socializar tanto con ellos y mantuve mi distancia hasta ese día de la reunión en la que "probé" al personal El negocio cumplió años y se organizó un convivio al que fueron invitados proveedores y empleados. Eso se hacia en un salón de hotel todos los años y se les entregaba un obsequio a los clientes. Todos fuimos muy bien arreglados. Yo, para la ocasión me puse hilo dental, pantaloncito ajustado, top blanco para levantar mis pechos y camisa de manga larga flojita. Melena bien peinada, uñas naturales, zapatillas de tela y una pulserita en mi muñeca. Y un toque de Channel. Sin proponérmelo fui muy solicitada por los compañeros que me felicitaban ...
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