1. Fiebre del sabado noche


    Fecha: 01/08/2018, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tengo 35 años y me llamo Juan. Estoy casado con Silvia desde hace 8. Ella tiene 34 años y siempre ha tenido muy buena figura y ahora más, ya que hace tiempo que asiste a un gimnasio y eso le proporciona un tipo estupendo, delgada, esbelta y muy guapa, aunque eso lo ha sido siempre. Yo trabajo en una empresa importante pero me deja muy poco tiempo para atender a mi mujer, cosa que por supuesto a ella le molesta mucho, pero lo lleva bastante bien. Vivimos en una zona residencial a las afueras de la capital y cuando tenemos un rato para nosotros cogemos el coche y nos vamos a dar una vuelta a la ciudad. La historia que voy a contar sucedió un Sábado por la noche que decidimos salir a dar una vuelta, pero no nos apetecía ir a la ciudad y nos acercamos a una discoteca cercana donde suelen tener música de baile de salón y aunque no sabemos bailar, nos entretenemos mucho viendo a la gente bailar mientras tomamos unas copas. Como salimos poco, no conocemos a casi nadie y normalmente volvemos pronto a casa, pero esa noche ocurrió algo que voy a contar y que cambió de alguna manera nuestras vidas. Recuerdo que aquella noche yo me vestí con un traje de chaqueta oscuro y Silvia con un vestido corto negro muy elegante y que marcaba perfectamente su bonita figura. Era Julio y hacía bastante calor por lo que la ropa era bastante ligera. Llegamos a la discoteca y tras pagar la entrada, entramos en el salón. Había mucha gente. Ya se sabe lo que pasa en verano y en una zona residencial. ...
    ... Estuvimos pensando en marcharnos a otro sitio, pero todos estarían igual de llenos por lo que decidimos quedarnos allí y buscar una mesa para sentarnos. Después de un rato, nos sentamos cerca de la pista de baile, pedimos unas copas y empezamos a divertirnos viendo bailar a la gente. Al poco rato se plantó delante de nosotros un chico que no reconocí hasta que cambió de posición y le vi la cara. Era Nacho, un compañero de trabajo y que hacía poco tiempo que se había incorporado a la empresa en la que trabajo. Es un chico de unos 28 años alto, moreno y de esos que van de guaperas por la vida, de esos en los que se fijan todas las compañeras de trabajo. La verdad es que el tío es bastante guapo y cachas. Me dijo que nunca me había visto por ese local y que él y su mujer solían ir a bailar bastante a menudo. Una vez intercambiadas las primeras palabras le presenté a mi mujer que estaba sentada a mi lado. Se levantó y se dieron dos besos. Al momento apareció su mujer Amparo y nos la presentó. Yo me quedé helado, pues era la tía más buena que había visto en años, también de unos 28 años como Nacho, rubia, pelo largo y un cuerpo que quitaba la cabeza. Vestía una faldita corta con vuelo, de esas que se usan para bailar y dan espectacularidad a los movimientos femeninos y una blusa ancha blanca que permitía adivinar perfectamente el contorno del sujetador también blanco y de encaje. El caso es que las dos mujeres hicieron muy buenas migas y pese a que Silvia no sabía casi bailar, Amparo la ...
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