Un gomero pichó ferozmente mi colita
Fecha: 01/08/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... inicié una buena dieta, y acudí a un gimnasio. Sin embargo, debía ir vestida de varón. No me gustaba mucho. No me quedaba otra. Al cabo de unos meses más, los efectos de las rutinas de gimnasia y de la dieta mejoraron notablemente mi cuerpo. Lo iba notando cada vez que me veía al espejo de mi habitación. Guau!!! Quedé re bien… Cinturita muy delgada, brazos muy delgados (jamás trabajé brazos), piernas bien contoneadas, y una hermosa cola que explotaba… Mi piel con tez blanca, mis grandes ojos de color verde miel y un hermoso rostro (según opinión de todos los hombres). También tenía y sigo teniendo un laaaargo y lacio pelo negro. Tuve que aprender a depilarme y maquillarme. Toda esa transformación la disfrutaba en mi habitación (siendo una mujer trans de closet en ese entonces). Adquirí el aspecto y la silueta de una mujer con una brutal belleza. Pero como mencioné, lo tenía que esconder, hasta terminar el secundario mínimo. A pesar de eso, mis ganas de que un macho me cogiera permanecían intactas… Fer, no sabes cuánto necesitaba tu pija!!! Exclamaba en mis pensamientos ocultos. Lo estaba olvidando sentimentalmente pero no podía olvidar su cuerpo. Eso sí, tenía mi consolador para recordarlo, pero no era lo mismo. Quería que me la pusiera un buen MACHO… A esa edad ya estaba mucho más madura, decidida y muy caliente. No podía buscar un hombre en la escuela, por la promesa a mamá. Tampoco en el gimnasio. Estaban totalmente bloqueadas mis posibilidades de tener un hombre para mí. ...
... Pero…. Cada vez que iba al gimnasio, a la escuela o donde fuera, para volver a casa siempre debía pasar caminando por una esquina donde había una gomería que estaba a tres cuadras de casa. Y lógico saludaba de costumbre al gomero vecino que se sentaba en la puerta a tomar mate, cuando no estaba trabajando. Para los que no conocen un mate, es una infusión en un recipiente de madera que se toma por medio de una bombilla metálica. Él (gomero) en esos días, siempre me veía vestida de varón. Cuando me veía pasar, como todo hombre macho, notaba que en mí había algo raro. Él respondía todos mis saludos… Para mí era solo un gomero más. Durante esos días, en el gimnasio, mi pantalón largo desajustado de varón que llevaba puesto, se enganchó con un aparato para hacer brazos. Eso ocurrió cuando iba al vestuario de dicho gimnasio. Se rajó entero desde arriba hacia abajo. Me quedé sin pantalón para ponerme en ese momento. No tenía nada en el bolso de mano que llevaba para reemplazarlo. Debajo del pantalón, usaba una calza roja corta de lycra bien apretada, y como es obvio, mi colales bien metidita debajo de la calza. Ya usaba ropa interior de nena. Estaba en el cambiador del gimnasio y no podía salir así, solo con la calza al descubierto. Así que me coloqué atada en mi cintura, una camperita blanca bien cortita, que tapaba toda mi cola. Salí a casa. Nadie lo notó en el gimnasio. Era tarde y fui caminando a casa. Estaba muy fresco, era el inicio de la primavera en Argentina. Lo que obligó ...