Ana en la piscina del club - Relatos Eróticos

Ana en la piscina del club

... continuó entrando y saliendo más despacio, dejando hasta la última gota de semen dentro del delicado cuerpo de mi mujercita…Ana se levantó temblando del suelo, se quitó la tanga y se envolvió el cuerpo con la toalla que había estado bajo ella. Sin siquiera mirar al tipo, ella se encaminó al vestuario.Yo también fui al vestuario, decidido a esperar qué sucedería a la salida del club.En la calle pude ver a Anita, caminando muy apurada, se había puesto su vestido sin bañarse; era evidente que quería alejarse del lugarAl llegar a la esquina, un auto deportivo rojo subió a la vereda y le cerró el paso. Era otra vez el rubio, decidido a no perderse otro polvo con mi mujercita.Se bajó del auto e interceptó a Ana, que trató de esquivarlo. Pero él la tomó por las muñecas y la obligó a subir a su auto. Luego aceleró y se perdieron en medio de un rugido atronador de semejante motor.Decidí regresar a mi casa, estando seguro de que el rubio no le habría hecho el favor de llevar allí a mi esposa.Regresé a mis papeles en mi escritorio, esperando su regreso. Cuando estaba anocheciendo, escuché que se abría la puerta de entrada.Allí estaba Anita, su bello rostro colorado, bastante despeinada, con su vestido algo arrugado y con manchas extrañas, aunque yo sospechaba que eran de semen.Me besó y sentí que su cuerpo olía a sudor y a sexo. Con la cabeza gacha, casi avergonzada, me dijo que se daría una ducha y se recostaría para descansar… el día de sol y piscina la había dejado muy agotada. No quiso levantarse para cenar…Nunca me contó lo que le hizo ese rubio hijo de puta, pero me lo imaginaba. Supuse que ella había gozado con ser así maltratada y hasta seguramente sodomizada por ese tipo; pero jamás pude confirmarlo.Esa noche me acosté junto a Ana, la abracé con ternura y soñé que era yo quien gozaba de su escultural cuerpo en la piscina, despertando la envidia del rubio que nos observaba desde lejos…