Siempre que necesites confesar tus pecados
Fecha: 04/08/2018,
Categorías:
Anal
Gays
Tabú
Autor: samy15, Fuente: xHamster
... descanso con mi pañuelo. En ese instante, el muchachito me miro con tanta ternura y enrojecimiento en sus mejillas, que me resultó imposible resistirme por más tiempo. Acerqué la cara a su endurecida carne y se la besé con todo mi amor. El chico se puso tenso de primeras, pero cuando vio que mis labios se abrían para recibir en la cavidad de mi boca toda su espléndida dureza, se dejó llevar y recibió con muy buen grado las caricias que mi lengua le proporcionaban.Mi mente estaba echa un lío. Por un lado sabía que aquello era un pecado que no podía cometer, pero por otro lado, ese chiquillo me había cautivado. No le di más vueltas y me dejé llevar por la pasión. Mientras lamía todo su miembro, acariciaba con mis manos sus delicados testículos, que al calor de mis dedos, se sentían tan suaves como la seda. Subí y bajé mis manos por el interior de sus pantorrillas, mientras metía más y más profundamente toda la largura de su enhiesta verga en mi boca. Me aferré con fiereza a sus tersas carnes traseras, que revelaban unas nalgas prietas y bien puestas, como la mayoría de jóvenes a esa edad. Y finalmente acaricié y penetré su cerrado esfínter con las falanges de mis dedos corazón e índice.Entretanto, el hijo pequeño de la señora de Castillo gemía descontroladamente, agarrándose a los cabellos de mi cabeza y guiándome con sus manos para conseguir que me introdujera aún más si cabe su dureza en mi cavidad bucal. Debido, tal vez, a su inexperiencia, o a su juventud, el caso es que ...
... el pobre muchacho no aguató demasiado y terminó eyaculando con demasiada antelación y sin previo aviso. Es de ley decir, que jamás antes yo había saboreado el jugoso néctar que los hombres excretamos, de forma habitual, de nuestras gónadas. Y la verdad, me encantó, aunque me pilló por sorpresa.Después de esto, me puse de pie y le abracé con fuerza. El chico continuaba agitado y gimiendo. Al parecer esta era la segunda vez que le realizaban una mamada y la había disfrutado tanto o más que la primera. Sin embargo, yo aún estaba totalmente empalmado. Mi miembro estaba endurecido por tanta tensión sexual, en mi caso, no resuelta. Sin mediar ni una sola palabra más, el chico viendo mi total excitación, me acarició con su mano la punta de mi glande, lo que me produjo una mayor sensación de placer. Quería pedirle que me la chupara como le había hecho yo con anterioridad, pero antes de poder hablar, él ya se había dado la vuelta, sujetado con las manos sus carnosas nalgas y abriéndoselas completamente para mí.Aquello sí que era una auténtica aparición. Por vez primera en toda mi vida, pude contemplar el cielo con mis ojos. Ese rosado ano que el niñito exhibía ante mi lujuriosa mirada, se estaba moviendo espasmódicamente, como llamándome. Parecía pedirme que le atendiera con la misma amorosa dedicación con la que había atendido previamente a su verga. Pero nada salía como yo lo tenía planeado. En realidad, era el joven muchachito quién parecía guiar todos mis pasos y quién al final ...