De cómo conocí a un transexual (Capítulo III)
Fecha: 05/08/2018,
Categorías:
Gays
Confesiones
Autor: AndresM, Fuente: CuentoRelatos
... cuadra, pelo castaño, con un vestido azul. Muchas gracias, le dije, eres muy amable. Me di la vuelta y retorné al lugar indicado, donde efectivamente, a la sombra de una marquesina estaba la chica de las señas que me habían dado. Me detuve, la llamé con la mano, y se acercó a mi auto. No había caído en cuenta lo hermosa que era cuando pasé unos minutos antes. No tendría más de veinte años, con un cuerpo bien contorneado, aunque sin voluptuosidades, y un rostro de niña con un maquillaje discreto. Sólo su voz, que seguía siendo bastante masculina a pesar de su afeminamiento, delataba lo que era. - Una amiga tuya me recomendó hablar contigo. - Ahh, entonces es porque quieres verga ¿verdad? ¿O quieres hacerlo por lado y lado? - La verdad es que quiero verga, le dije un poco nervioso. Entonces se irguió, levantó su corto vestido, y de una tanga de encaje rojo sacó su pene, medio flácido, pero de porte interesante, preguntándome si era lo que me interesaba. Le dije que sí, a lo que sonriendo maliciosamente me dijo cuánto me iba a costar, y el precio de la habitación donde podíamos ir. Acepté, y le pedí que se subiera al auto, lo que hizo dejando ver unas piernas hermosamente contorneadas. Me dirigí al lugar indicado, una calle transversal con unos cuantos autos parqueados. Me estacioné ya medio agitado, y me bajé siguiéndola hasta una casa sin ningún tipo de indicación. Ella golpeó la puerta, y le abrió un tipo con el que intercambió unas palabras, y me hizo una seña para ...
... seguirla. "Págale la habitación", me dijo, y cogió una llave que le pasó el tipo. Abrió la puerta de la habitación y antes de entrar se viró y me indicó que ahora le tenía que pagar a ella. Entramos, cerró la puerta con llave, guardó el dinero en su cartera, extrajo unos condones y un tubo de lubricante, lo que depositó encima del velador. Me saqué la ropa, acomodándola en una silla, y me tiré desnudo en la cama observándola con curiosidad y excitación. Ella se bajó lentamente la cremallera y se desprendió del vestido, quedando en sólo en tanga y sostén de encaje, ambos rojos. Se sentó a mi lado en la cama y comenzó a acariciarme, mientras yo aprovechaba para explorar esos muslos suaves y firmes. Se quitó el sostén, dejando al aire dos tetas no muy grandes, pero firmes con unos pequeños pezones ya erguidos. "Maravilla que hacen las hormonas", pensé. Después se sacó los zapatos y el calzón, dejando al descubierto una pinga que nunca había visto en persona. Era puntuda, con una cabeza pequeña, pero cuyo troco se iba ensanchando hacia la base, donde terminaba más grueso que los que había disfrutado hasta ese momento. Notó mi sorpresa y se rio de mi cara relajadamente. - No te preocupes, mi amor, igual te va a gustar mucho. - Ya lo creo, pero es que hace más de un año que no tengo una verga en el culo, ¡y ésta es impactante! La punta me entrará fácilmente, pero después no sé hasta dónde lo voy a poder aguantar... Ahora la cara de sorpresa lo puso ella - ¿Tanto tiempo llevas sin sexo? ...