1. De cómo conocí a un transexual (Capítulo III)


    Fecha: 05/08/2018, Categorías: Gays Confesiones Autor: AndresM, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¿Acaso eres cura? - Nooo, lo que pasa es soy casado y mi bisexualidad no la puedo revelar. Sería el desastre de mi vida, no me atrevo. - Te entiendo cariño, pero ya me ha pasado antes, y sé cómo manejarlo. Tu relájate y disfruta, que te voy a tratar como si fueras un adolescente virgen. Empieza a mamar mi verga con cariño y cuidado. Me acomodé en la cama para tomar sus bolas, y meterme ese pene especial en mi boca. Cuanto más lo entraba, más tenía que abrir la boca, lo que no dejaba de ser un poco complicado, por lo que me dediqué a chupar todo lo que podía, sin exigirme más. Mientras tanto, ella embadurnaba dos dedos de una de sus manos con el lubricante. Con una mano abrió mis cachetes, y con sus dedos embadurnados empezó a masajear mi botoncito palpitante de deseo. Así estuvo un rato, metiéndome dos dedos lubricados hasta relajar mi esfínter, mientras yo arrebolaba la cola deseoso de sentir esa tranca abriéndose paso hasta donde fuera posible. Sacó su pene durísimo de mi boca cansada, se limpió la saliva que escurría, y se colocó un condón color rosa. Me preguntó cómo quería ser cogido, si de cucharita, de perrito, patitas al hombro, etc., a lo que le respondí que mejor me cogía de perrito, a ver hasta dónde me podía enterrar ese tronco grueso que probaba por primera vez. Ella se rio nuevamente, relajada, se ubicó entre mis piernas a mi espalda, y levantó mi trasero tomándome de las caderas, mientras yo me apoyaba en los codos hundiendo mi cara entre mis manos, ...
    ... esperando la embestida de ese espolón. Separó mis rodillas, empujó mi espalda hacia abajo para dejar mi cola aún más expuesta, y apoyó la cabecita de su miembro en la entrada de mi culito casi virgen. Entró sin dificultad, a pesar del respingo casi instintivo que di cuando lo sentí atravesando mi entrada tan necesitada de verga, e inició el delicioso mete y saca que tanto deseaba hace tiempo. Sentí que mis esfínteres se dilataban más y más con cada estocada, hasta hacerme ver estrellas. Seguramente me quejé más fuerte que hasta entonces, porque sacó su pene, me puso más lubricante, y volvió a enterrarlo hasta donde había estado. Siguió empujando y empujando, mientras mi culo se abría más y más. No podía creerlo. Se inclinó sobre mi espalda, mientras mis piernas se ponían flojitas de tanto placer. Agarró mi pene con su mano aún lubricada, y empezó a masturbarme hasta que en un estallido largué todo mi semen sobre la cama. Siguió bombeando un rato más, hasta que con un mmmhhh, mmmhhh, mmmhh, se corrió dentro de su condón en el interior de mi culo. Sacó su pene de mi ano en ascuas, y se retiró el condón, mientras yo caía, marchito, de costado. Se bajó de la cama para ir al baño, y me dio la oportunidad de verla desnuda, esta vez de espaldas, disfrutando de la vista de ese cuerpo hermoso de adolescente, con lindas nalgas y unas caderas que se mecían cadenciosamente. Parece que sintió mi mirada de admiración, porque se viró y me sonrió pícaramente. En el transcurso de ese año, tuve la ...