Ir por lana y volver con el culo desvirgado
Fecha: 05/08/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Bisexuales
Autor: Werther el Viej, Fuente: CuentoRelatos
... follarlo. En esa posición, dejó el culo levantado en plan de reto. —¡Métela! —me ordenó y paró su galope para facilitarme las cosas. Y la fui metiendo tan lentamente dentro del culo de mi mujer, que apenas se estremeció y se quejó. Durante unos instantes, los tres nos mantuvimos quietos como adaptándonos a la situación. Pero enseguida Helena reaccionó. —¡Qué esperáis, tíos? ¡Fólladme de una vez! —reclamó a gritos. Carlos le hizo caso. Comenzó a joderla, primero muy pausadamente y, al poco, con un vigor y una furia lujuriosa impresionante. A cada embestida, bramando como un poseso, le hundía su gorda polla hasta los huevos. Mi mujer respondía a los empujones del tío meneando el culo y desfogándose son “ayes” y “uyes”, no sé si de placer o de dolor. Yo, a mi vez, notaba sobre mi verga la presión que ejercía la polla del tío en la vagina de Helena. Notaba cada bombeo enérgico de Carlos, disfrutando del ensopado chocho de mi mujer. Y sentía una creciente excitación que liberaba chispazos de placer por todo mi cuerpo. Era una excitación morbosa que otras veces, en iguales condiciones, incluso me había hecho gozar de gloriosos orgasmos, especialmente cuando el tío se corría dentro del coño de mi mujer. Sin embargo, esta vez no iba a pasar, porque Helena con un violento culeo se soltó de mi sodomía. Luego, se liberó del coito de Carlos que se incorporó y se quedó arrodillando sobre la cama con cara de confundido y frustrado. Helena nos sonrió a ambos y se fue hasta Carlos para ...
... darle una gran mamada como desagravio. El tío reaccionó (“¡Hostiaaa...!”) sujetando la cabeza de mi mujer y obligándola a una segunda mamada. Mientras ella forcejeaba para zafarse del agarrón, le dije a Carlos que “a nosotros nos divierte siempre experimentar, jugar, con el sexo”. —¿A ti no? —le cuestioné. Me miró desconcertado, sin saber que responderme —¿Haces siempre lo mismo o pruebas cosas nuevas, diferentes? —insistí. —No... Bueno... ¿Qué quieres decir? —Pues, por ejemplo, ¿la has metido en algún culo? —¡Hostia, no soy gay! —Las mujeres también tienen culo... Mira qué culo más soberbio tiene Helena. —Sí, claro, claro... Entonces, intervino mi mujer que, mientras yo preguntaba a Carlos, no había dejado de acariciar su tiesa polla con carantoñas masturbatorias. —¿Eres curioso, Carlos? —le preguntó y, sin esperar respuesta, lo hostigó retóricamente:— ¿No te gustaría disfrutar del sexo al máximo? ¿Probar cosas que no te atreves o que piensas que no te gustan? ¿Gozar de orgasmos de locura? —Bueno, no sé... —¿Te animas a probar a tope? Carlos estaba tan caliente que apenas dudó, —Pero sin que nada haga daño —murmuró. —Sin daño... Al contrario, mucho placer. Cosas viejas y cosas nuevas que debes aceptar sin condiciones —estableció Helena dulcemente. Evidentemente, el tío estaba tan ardiente como un demonio, con una polla dura, erguida, desafiante. Desarmado por esa calentura, aceptó decididamente con un “vale, vale”. Helena, del cajón de una mesita de noche, saco un gran pañuelo ...