Un viaje para toda la vida
Fecha: 06/08/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hola, mi nombre es Andrea, antes que nada quiero adelantarles que todo lo que aquí les narraré constituye la verdad de los hechos; ya habrán otros momentos para hablarles también de mis fantasías y divagaciones. En este primer contacto con ustedes quiero desahogarme, aprovechar el anonimato para narrarles una experiencia que jamás creí vivir, algo sórdido, oscuro y a la vez maravilloso, que me permitió descubrir lo instintivo, lo irracional que es el ser humano, cuando las circunstancias se lo permiten. Soy peruana, de Lima; a estas alturas me desempeño como profesional y trabajo para el Estado. Estoy aprovechando un largo período de trabajo destacada en provincias para recrear los mejores momentos de mi vida como universitaria; claro que también me he aplicado, gozando otras buenas experiencias por aquí; pero esas no vienen al caso en este escrito Recuerdo cada detalle de ese viaje, la angustia con la que esperé y la alegría y temor que sentía al partir; para mí significaba algo más que conocer el Cuzco y las ruinas de Machu Picchu; mucho más que mi primer congreso de estudiantes; por primera vez salía de viaje sin familiares a una distancia tan lejana, quería divertirme sin restricciones con mis amigas y amigos, pero sobre todo presentía que en este viaje dejaría definitivamente la etapa de niña y me convertiría en mujer; porque, aunque estaba a punto de cumplir 20 años, aun no había hecho el amor y la verdad mi cuerpo ya no resistía más, me pedía a gritos que le ...
... claven esa divina estaca que rompería por siempre el velo de mis angustias. No es que desconociera del calor masculino, la verdad que ya muchos meses antes del viaje compartía mis tardes en los pastos universitarios con mi enamorado (dos años menor que yo, bellísimo, me embobaba) pero –aunque retozábamos de lo lindo- no había llegado a hacer el amor con él. Cierto que me hizo avanzar muchísimo, al tenerlo cerca me desinhibía al punto que adoptaba por completo la iniciativa; mis manos cobraban vida propia y recorrían, palpaban y acariciaban por completo su delgado pero firme cuerpo, haciendo malabares para meterse por debajo de sus odiosos jeans, de modo tal que no fuéramos descubiertos por las otras parejas o los mirones que rondan los pastizales. El hacía otro tanto, pero era demasiado tímido, de modo que cuando yo le decía que se detuviera lo hacía el muy obediente. Así, mientras yo tenía pleno dominio sobre sus partes más sensibles (las que no solo palpaba, sino que además devoraba con inusitado gusto) mi hermoso niño sólo posaba sus hábiles manos y labios en mis colinas superiores, tal como yo le pedía. Yo ansiaba que avance más, pero al mismo tiempo, mis valores, temores y la situación de no tener total privacidad me llamaban a contenerme; por dentro esperaba que algún día mi galán venciera todas mis defensas, que me emborrachara y luego me llevará a un hotel para destrozarme por completo. El, (caballerito) quería que yo aceptara de buena gana sus pedidos sexuales, quería ...