Sandra y Marta (1). Primera experiencia.
Fecha: 07/08/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: roura92, Fuente: SexoSinTabues
... estaremos sin aglomeraciones, además, es barato, se come bien y me conocen, que les he enviado bastantes clientes. —De acuerdo, a qué hora quedamos. —¿Donde vives? —En la calle Palermo, 35, queda cerca de la carretera de salida. —Pues dentro de una hora te paso a buscar, si te parece bien… —Perfecto, hasta pronto. Bajo una suave lluvia, Marta y su mochila entraron en el coche. El beso de bienvenida, ya fue más allá del de amigas, era como los que se habían dado la noche que pasaron cerca cuando la anterior excursión. Sandra conducía con prudencia. Y estaba habladora, especialmente preguntona. —Me gustaste la otra vez, lástima que estuviéramos cuatro, pero hoy estamos solas las dos… —Sí —respondió Marta muy lacónicamente—. Tú, también me gustaste mucho a mí, aunque quizás no lo supe manifestar. —Oye ¿te lo montas solo con chicas o también hombres? —Soy bisexual, pero seguro que tiro más a lesbiana que a hétero. De todas maneras, no creas, mis amores son limitados, no soy de ligue fácil y, además, odio el llamado ocio nocturno, o sea que por aquí, nada de nada. —No, yo tampoco soy de salir a bailar o beber con la esperanza de encontrar un rollo. La conversación continuó mucho rato en estos términos, pasando de vez en cuando a temas más profesionales o de aficiones. Resultó que compartían bastantes. También resultó que votaban lo mismo cuando había elecciones. Hablaron de las familias —la de Sandra muy grande y tradicional, y la de Marta totalmente atípica y actualmente ...
... mínima—, pero al final la mirada de Marta hacia su amiga era ya más importante que las palabras. Sandra se dio cuenta por mucho que no apartaba aparentemente nunca la mirada de la carretera, quizás fue que interpretó las pausas o el tono de la voz. Para llegar a su destino, se tenía que pasar por una zona boscosa, un pequeño puerto de montaña para superar unas lomas. En aquel momento ya no llovía. —Me voy a desviar para entrar en este camino que va a una fuente con el agua muy buena, y sin contaminar, ya que no vive nadie aguas arriba ni hay ganadería que pueda contaminar el freático —no podía evitar usar términos de su profesión. Lo hizo, se detuvo en la explanada de la fuente, dentro de un bosque de hayas, y sacó dos garrafas de la parte trasera del coche. Entonces fue cuando Marta se dio cuenta, el coche no tenía asientos de atrás, incluso una de las puertas no se podía abrir, el espacio estaba ocupado por una especie de colchoneta que llegaba hasta la puerta trasera del vehículo, y también por unos armarios o cajas con material diverso: básicamente herramientas de geólogo y de excursionista. También, dobladas, un par de mantas grandes acolchadas. Cuando volvieron al coche con las dos garrafas llenas de agua fresca, Marta entró por la puerta trasera y se quedó dentro, mirando a Sandra expectante. Esta, se dio cuenta de inmediato de la propuesta, también entró por detrás, cerró la puerta posterior, corrió unas cortinillas, y se tendió junto a Marta, había el espacio justo que ...