1. Sandra y Marta (1). Primera experiencia.


    Fecha: 07/08/2018, Categorías: Lesbianas Autor: roura92, Fuente: SexoSinTabues

    ... sonriere. Sandra le miró directamente a los ojos, y volvió a azotar, le encantaba la mueca que el dolor causaba en el rostro de Marta. Después de tres o cuatro azotes así, vio como alguna lágrima brotaba de los ojos de la azotada, que rápidamente volvió a hundir su cara entre las almohadas. Hacia el azote número cincuenta y cinco, Marta no pudo contener el llanto, pero se mantuvo en posición, el dolor que sentía en la piel, estaba conviviendo con un placer interior, como adictivo, un placer al que no quería renunciar fueran las que fueran las consecuencias. Sandra decidió que le daría veinte cinturonazos más, los más duros ciertamente. Y lo hizo a un ritmo más pausado, no dando el próximo azote hasta que los estremecimientos del anterior hubieran cesado. Ahora sí que el llanto y los chillidos contenidos de Marta estaban al límite. Azote setenta y cinco. Decidió darle cinco más. Marta, en estos, se retorció y chilló muy fuerte. Ochenta, los azotes cesaron súbitamente. Marta sintió como la abrazaban, entre sollozos, abrazó ella también. Las manos de Sandra le masacraron el culo, de manera experta, y el dolor disminuyó rápidamente. Notó algo frío, que después averiguó que era crema hidratante que su amiga tenía preparada. Mientras sucedía esto, las dos bocas se habían fundido en un beso que a su vez había cortado los sollozos. —Ven, aquí, ponte encima. No así no, al revés —dijo Sandra cuando vio que los espasmos y sollozos internos de la chica habían cesado. En unos segundos, ...
    ... estaban en posición de sesenta y nueve. La lengua de Sandra empezó a explorar la vulva de su amiga, realmente era experta en esto. Marta también tenía la boca a pocos centímetros del clítoris de su compañera, pero todavía estaba algo aturdida por los azotes y el llanto, y algo le impedía empezar ella también con el cunnilingus, se mantenía quieta y receptiva. Marta no era de orgasmo difícil, pero en esta ocasión ocurrió algo extraordinario, en menos de medio minuto, entró en trance: oleadas de placer le inundaban el bajo vientre, el calor real de la piel de las nalgas pareció como si desapareciera substituido de manera instantánea por un calor que abarcaba desde la vagina y los labios menores hasta los ovarios, con un máximo ardiente en el clítoris y ramificaciones que notaba especialmente fuertes en los muslos. Se convulsionó entre los espasmos, quizás quince, pero Sandra no la soltaba. La lengua le producía una sensación que en otras circunstancias hubiera sido, incluso, dolorosa. Se retorció, intento relajarse, pero inmediatamente, le llegó otro orgasmo. Y luego se encadenó un tercero… un cuarto… Diez minutos de orgasmos, temblores y contracciones como nunca los había tenido antes. Entonces, ocurrió algo insólito. Sandra, que pese a tener la vulva cerca de la boca de su amiga, no había recibido sus lametones, notó que casi se le venía el orgasmo, de pura excitación. En un movimiento rápido que casi hace caer a Marta, se salí de debajo, giró y la abrazó mientras la besaba. ...