1. Historia del Chip 014 - Postura altiva - Irma 003


    Fecha: 09/08/2018, Categorías: Grandes Relatos, Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... necesidad de taparte. Cuando estés conmigo en esa postura, tu anhelo debe ser hacerme feliz ofreciendo tus senos. Nada debe perturbar eso. Cuando oyó el chasquido, Irma se derrumbó en el suelo. Habían estado mucho rato. Ya era de noche. Le dolía todo de estar rígida y en esa postura maldita. Galatea estaba sonriendo. Irma estaba ardiendo de necesidad. —Estoy agarrotada, Galatea— le confesó Irma. Pero su amante sólo hizo el gesto de rozar un pecho e Irma se puso en la posición que se esperaba de ello. Galatea sólo comprobó que todo seguía en su lugar y pegó el chasquido. —Así funciona el entrenamiento. *—*—* Era una de esas tiendas de lujo. Irma no se imaginaba como iban a pagar nada de lo hubiera allí. Su rigurosa amante cogió un sujetador con un cuarto de copa para Irma, a todas luces exiguo e incómodo, y se encaminó con presteza al probador. Irma la siguió como pudo. Cerrado el cubículo, -que para alivio de Irma tenía puerta y no cortinillas-, notó como Galatea le apretaba el pecho. A toda velocidad se quitó la blusa y se puso en posición. El conjunto de gestos bastaba para excitarla al máximo. Después de unos minutos de escarceos, sintió como Galatea comprobaba el sujetador. Irma notó que los pechos quedaban libres, realzados y apretados en las pocas zonas que llegaba a tapar, en la base de las mamas. —Bien— dijo Galatea —ya tenemos la talla. Ahora vengo. Espérame así. Irma no tuvo más remedio que mantenerse en la posición de pechos expectantes con ese sucedáneo de ...
    ... sujetador elevando todavía más los senos. Cuando Galatea volvió comprobó el estado de los pezones. Irma no movió los brazos de la nuca. —Fabuloso. ¿Ves? No hay nada como la práctica. Esta va a ser tu talla de sujetador desde ahora. Y no es que vayas a llevar muchos. Pero si necesitas alguno, me gustaría que fuese uno como éste. Galatea se lo quitó, indiferente a la posición de su compañera. Iba a haber muchos días, mucho tiempo para disfrutar de los pechos expuestos. —Voy a buscarte unas braguitas. Vete quitándote los pantalones y, ya no hace falta que te lo vuelva a decir, te colocas en la misma posición— le indicó Galatea, divirtiéndose de lo lindo. Podría acostumbrarse a dar órdenes. Irma, cohibida, esperó a que la puerta se cerrase, sin darse cuenta de que cuando se volviese a abrir ella estaría desnuda y en posición. Ni siquiera sabría de quién se trataba. Por suerte era Galatea, con múltiples tanguitas y similares. A duras penas pudo Irma evitar caerse mientras levantaba una pierna para ayudar a que le colocasen un tanga azul diminuto. Con las manos colocadas detrás de la nuca sentía que un traspiés la llevaría directamente al suelo, o en este caso, a golpearse con la pared. —Bien hecho, Irma. Sin permiso no puedes abandonar la posición. Y me gusta colocarte el tanga. Baja los brazos y abre los ojos. Contempla como te queda durante un instante. Puedes dar una vuelta completa y vuelves a la posición— ordenó Galatea. Su intención era humillar todavía más a Irma, imaginando que ...
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