1. Historia del Chip 014 - Postura altiva - Irma 003


    Fecha: 09/08/2018, Categorías: Grandes Relatos, Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... verse semidesnuda en el espejo sólo serviría para acentuar la idea de lo desvalida que estaba. En cuanto abrió los ojos y vio el minúsculo triángulo rojo brillante que apenas tapaba su pubis y su cavidad sintió como se humedecía. Manchó la prenda. Tendría que comprarla. Era minúscula y atrevida. ¿Cómo iba a poder llevar algo así? Era peor que estar desnuda. Se giró. No tenía tiempo de elucubraciones. El culo quedaba desnudo y la mínima porción de tejido que sentía entre las nalgas sólo servía para estorbar. Era como las tanguitas que se veían en las playas, con agarre pasadas las caderas. Pero el material no iba a absorber fluidos o evitar olores. Su función era únicamente realzar el cuerpo. Sentía la grieta del culo apretada. Por lo demás, la braguita era como si no estuviese. Se colocó en su posición habitual. Estaba tan acostumbrada que se había convertido en un gesto automático en los últimos meses. Tuvo un atisbo de esperanza, por la humedad. Quizás su problema podría resolverse, aunque según su terapeuta, no era posible. No pudo continuar en sus pensamientos. Galatea le sugirió una vuelta completa a la derecha y otra a la izquierda. Un giro lento y destinado a la correcta apreciación de como le sentada el atuendo. Irma, condicionada, no dejó de hacerlo preguntándose que había que apreciar... salvo su cuerpo desnudo. Galatea no tenía tiempo para disquisiciones. Su única duda era si el tanguita apretaría lo bastante. Cuando se le pudiesen añadir unos tacones bien altos, ...
    ... la imagen sería perfecta. Todo llegaría. —Bien, te queda perfecto. Nos llevaremos unos cuantos así o con una talla más pequeña. No hace falta que te lo quites. Vístete. Voy a la caja a pagar. Antes de irse, jugueteó con los pezones, que en todo momento parecían rogar ser atendidos. Irma no se movió, aunque no se lo esperaba. Poco a poco, había aprendido a prepararse a cualquier contacto. Fue una sensación extraña sentir la gruesa tela del pantalón en contacto directo con las nalgas. Sintió como humedecía el tanga. Volvió al pensamiento anterior. Había nuevas esperanzas. Quizás la enfermedad estaba remitiendo. Se lo preguntaría a su terapeuta. *—*—* Esperó a su amante en el lugar acostumbrado, sólo llevaba el cordel. La alumna era aplicada. Su perfecta postura, fruto de la práctica, aunque la actitud arrogante no se correspondía a la obediencia debida. Cuando llegaba su compañera de juegos, podía quedarse un buen rato contemplando la figura esbelta y sexy de Irma. El cordel era un símbolo de castidad. Negro y fino, realzaba las caderas. Se hundía entre el surco de los globos traseros y emergía por el canal delantero. Su utilidad no era cubrir sino realzar aquello que no podía ser tocado. Irma ya sabía que si intentaba acariciarse la zona vaginal le saldrían erupciones, no podría dormir o estaría agitada durante días. El condicionamiento había dado resultado y trataba por todos los medios de no humedecerse demasiado o pensar en un pene introducido en su vagina. Lo malo era que ...
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