El tren
Fecha: 04/10/2017,
Categorías:
Anal
Sexo con Maduras
Primera Vez
Autor: amodannan, Fuente: xHamster
EL TREN El primer tren de la mañana. El que vuela entre farolas iluminadas con antorchas amarillas en la noche aun fría para el hombre, pero no para el cuerpo. Llevaba bajando a trabajar en el tren de las seis como dos años. Al principio no conocía a nadie, pero seres mad**gadores a esas horas, y en una región tan pequeña como esta, no somos muchos. Así que al final nos juntábamos poco mas de siete u ocho habituales que nos repartíamos entre los tres vagones del Renfe de las seis. Yo siempre he sido aficionado al vagón de cola, y en este caso, siempre íbamos tres o cuatro personas. Dos chicas jóvenes que trabajaban en un empresa de paquetería, una señora cincuentona que era limpiadora y yo, un humilde operario de oficina naviera. La verdad que las dos jóvenes, que no pasaban la treintena, no estaban mal, pero la que de verdad me gustaba era ella, María, cincuenta y cuatro años, no se si bien o mal llevados, por que en eso entra el gusto de cada uno, pero si que puedo decir que con unas piernas perfectas (además era habitual que llevara faldas) y unas tetas grandes y redondas como a mi me gustan. Y por María fue por lo que abandone mi habitual indiferencia entre la música de mi ipod, y fui acercándome al grupo, pues las tres mujeres siempre iban juntas. Al final, con diversas artimañas, llegue hasta ellas, y comencé lo que era mi placer matutino, sentarme allí, frente a María y distraídamente mirar sus piernas y sus tetas. Habitualmente las otras dos, Rosa y Eva, bajaban una ...
... parada antes del final y me quedaba solo con María. En esos momentos, con cualquier escusa, ponía mi mano en su pierna o al bajar del tren dejaba el brazo un poco más atrás de lo necesario para poder rozar uno de sus pechos. Y era una putada, tengo que reconocerlo, por que después me iba caliente y cavilando en todo lo que podía hacer con ella los veinte minutos que tenía andando hasta el trabajo, donde más de una vez llegaba con mi verga erecta dentro de los vaqueros, presionando, queriendo recordar lo que se estaba perdiendo entre las carnes maduras de María. Cuando íbamos solos, por que las otras dos faltaba, intentaba comenzar conversaciones subidas de tono, o más verdes de lo normal, o tratando de picarla con su marido, un sesentón aburrido y sin muchas ganas de hacer nada, o eso deducía de las charlas con ella. Al final de esos dos años la empresa decidió que mi trabajo era importante, demasiado como para hacerlo en España y decidieron que dos semanas tenía que trasladarme a Londres. Una putada. Yo era feliz con mi vida, en mi casa, con mi familia, con mi mujer, con mi compañía de cada mañana en el tren. Al día siguiente en el tren iba a contárselo a las chicas, pero algo me hizo esperar. Que más daba ese día que otro más adelante. Finalmente paso la semana, y el viernes, iba solo con María en el tren. Y decidí contarle que me iba.- Bueno, - comencé titubeante – sabes, pronto vais a perderme de vista…- ¿Y eso? – pregunto sorprendida - ¿Cambias de hora de tren?- Peor. – ...