1. Mujer (I)


    Fecha: 19/08/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    No sé cómo llego a suceder. Tal vez, cuando una idea obsesiva queda impresa en nuestra mente, no queda más que la inminente ocurrencia, por más disparatada que fuera la idea. Siempre me consideré un hombre con un gran apetito sexual. No me refiero a la mera y fácil satisfacción que se consigue a través del orgasmo masculino, sino a todo ese delicioso, preámbulo, con intencional retraso y delicioso epílogo que se da en un encuentro sexual. Al fin y al cabo el órgano sexual más importante y sorprendente no se encuentra entre las piernas de un varón sino entre sus oídos... el cerebro. Cuando la conocí, ella recién acababa de cumplir los 18 años y yo tenia 20. A pesar de yo estar acostumbrado al flirteo sin compromiso y bajo completo control de mis facultades con el sexo opuesto, no pude evitar que mi mirada se desviara a su exuberante silueta aproximándose. Mientras conversaba con mis nuevos compañeros de clase, note el suave cimbrear de sus caderas. Sin exageración, sin intención alguna ella iba derramando sensualidad con cada paso. Lo que la hacia aún más atractiva no era la inocencia de su hermoso rostro, o los cautivantes ojazos color miel, ni esos labios carnosos; sino que se podía ver por la espontaneidad de su mirada, su bella sonrisa y amigable conversación que no sabía remotamente lo atractiva que era. Tenía aproximadamente 1.65 mt de estatura, esbelta pero con una curvas hipnotizantes, que hacían tragar saliva a cualquier hombre que la observara. Cintura estrecha, ...
    ... breve, abrazable. Una espalda y hombros estrechos, delicados, tremendamente femeninos. Un rostro angelical, cautivante, largo cabello castaño, lacio, sedoso. Sus caderas amplias en la justa medida daban nacimiento a unas piernas impresionantes, muslos torneados, pero firmes, una pantorrillas atléticas, sin perder un ápice de formas femeninas. Era evidente que cuidaba su apariencia sin caer en vanidad. Es más, creo que hasta ahora no conoce el significado de esa palabra. Hola!- le dije sonriendo. Hola!- contestó sonriendo a su vez Desde el primer momento que cruzamos miradas una honesta y fácil comunicación surgió entre nosotros. Que voz, como una melodía, más aún cuando reía. Empezamos a estudiar juntos, aunque desde casi un principio yo establecí mi falta de interés en tener una relación a pesar de que ella me gustaba. Ella estuvo de acuerdo conmigo, inclusive le gustó lo directo de mi comentario. Los dos acabamos de salir de relaciones sin éxito y estábamos decididos a concentrar nuestros esfuerzos en nuestros estudios. Después de todo, la carrera de Medicina no era ninguna broma. Estudiamos juntos muchísimas veces, casi en forma exclusiva, y otras veces, con la mayor espontaneidad salimos juntos a ver una película o a comer algo ligero. Recuerdo mucho que recorríamos grandes distancias a pie, probablemente para poder charlar más, cómo dos buenos amigos. A pesar de mis esfuerzos por no permitir interesarme en ella, poco a poco me fui enamorando. Nuestras salidas continuaron, y ...
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