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Pasión de dos cuerpos
Fecha: 21/08/2018, Categorías: Erotismo y Amor Fetichismo Autor: cuentistaparato, Fuente: CuentoRelatos
Decía que solo lo miraba a los ojos mientras estaba desnudo sobre ella. El en cambio le encantaba mirarla desde las uñas pintadas de sus pies hasta llegar a sus cabellos encrespados. La miraba con lentitud queriendo detener las horas y acaso los instantes. La miraba mientras la desnudaba poco a poco acariciando su cuerpo por encima de cada prenda mientras la iba deslizando despacio entre más diminutas las prendas iba más lento, era una sensación de palpar otra piel, la que le inspiraba acariciar la tela antes de deslizarla. Cada una era una apertura a un placer diferente. Las blusas de seda eran como una enorme cortina que le daban entrada a una habitación iluminada. Las faldas cayendo lentas le trasmitían un acelere en el pecho como si cada latido retumbara dentro de las cuatro paredes del cuarto. Lo placentero llegaba al contemplar sus muslos dentro de las medias que ella siempre cuidaba escoger para ese momento. Eran su otra piel que ella le reservaba como preludio del amor. Era empezar en serio las caricias desde sus pies hasta ascender despacio con sus manos hasta la entrepierna que se abría lenta dejando entrever una leve humedad oscureciendo el borde de sus calzones nuevos a veces rojos, negros o blancos. Recorrerla con sus manos una y otra vez sobre esos muslos torneados que presagiaban una piel más fina que los hilos de las medias, luego con su rostro sintiéndose acariciando la suavidad de cada recorrido acercando sus olores sutiles y ese tibio placer de sentirla ...
... sobre su rostro y sus manos muchas veces. La contemplaba en la quietud de sus muslos encogidos sobre ella y empezaba a quitar sus zapatos de tacones afilados que daban un aire de sensualidad en cada paso. Ahora era tocar sus pies de bordes arqueados y sentir de nuevo ese recorrido de sus manos sobre los muslos tibios y empezar por fin a deslizarlas hacia abajo con lentitud hasta verlas correr hasta sus rodillas y desaparecer luego por sus pies y las contemplaba entre sus manos antes de dejarlas a un lado y empezar a tocar por fin la anhelada piel de sus piernas y besar una y otra vez cada breve espacio hasta acercarse al lugar de la dicha, encubierto por la breve prenda guardadora del tesoro más codiciado y, después el lento ascenso por su pubis y su vientre liso como un cristal y se acercaba a la hora de desabrochar el brasier, la prenda que no mataba tanto su deseo y más bien le gustaba hacer desaparecer pronto y se le enredaba entre los broches por la ansiedad de ver emerger el milagro de sus pechos grandes y ardorosos sobre su cara para luego tenerlos entre las manos y acariciarlos con ternura y pasar suave su lengua por el contorno hasta llegar a la punta de sus pezones y tocarlos con el borde de la lengua mientras ella con sus manos sabia comunicarle que pasara de uno al otro y decía que se mojaba con más rapidez. Entonces tomaba una de sus manos entre las suyas y la colocaba en su entrepierna para que empezara a acariciar el borde de la dicha y empezara a encender sus ...