1. Pasión de dos cuerpos


    Fecha: 21/08/2018, Categorías: Erotismo y Amor Fetichismo Autor: cuentistaparato, Fuente: CuentoRelatos

    ... deseos con más fervor y la convirtiera en una hoguera de líquidos tibios. Sin embargo se resistía otro rato a dejarla en toda su desnudez. Acariciaba la redondez de ese culo blando y tentador escondido aun ente la tela suave como cáscara de mango. Era entonces cuando ella subía sobre su cuerpo tendido y hacia un recorrido menos minucioso que él suyo con beso intercalados por su piel y llegaba hasta su pene erecto y acercaba sus labios ardientes a la cabeza endurecida y los rozaba una y otra vez antes de introducirlo a su boca de saliva caliente, lo deslizaba entre su palada. Luego lo dejaba con lentitud y otra vez sus manos ascendían por el vientre hasta acercarse a su pecho y volvía a erguirse acaballada sobre el hasta rozarse su abertura del placer con la del hombre y agachaba su tronco para que volviera a acariciar y chupar sus senos erguidos como dos torres de placer antes de pegar su cuerpo al suyo y rozar la sensualidad de sus pieles que ya empezaban a arder, entonces volvía quedar sobre ella y empezaba a deslizar la tela de su interior con los dientes a la vez que ella levantaba un poco las nalgas para facilitarle y subía ...
    ... las piernas mientras el dejaba el calzón a la altura de sus rodillas y devolvía su cara hacía la puerta del placer que empezaba a abrirse a sus deseos y estampaba varios veces a sus labios húmedos y acercaba su lengua hasta sus vulva tibia y se encontraba una humedad insabora y se molestaba un poco con la aspereza de sus bellos y volvían sus labios a subir por el vientre y ella estiraba una mano hacia abajo para quedar ahora si bien desnuda y abrirse de forma libre hacia los lados hasta que la boca de él llegaba de nuevo a sus pechos candentes y los chupaba por un breve lapso. Luego sus bocas se encontraban en un apasionado beso que se enlazaba con sus lenguas ardiendo y se abrazaban mientras sus sexos que parecían buscarse con despacio se encontraban y el pene hacia su entrada en el arco del triunfo de su abertura del goce y sus calores y humedades iban eferveciendo a medida que se movía dentro de ella y el mundo parecía desaparecer para ambos. Después, ya desocupado dentro de ella, la abrazaba y la acercaba a su cuerpo y ya no quería mirarla. Ella le decía con la voz medio ahogada por quejidos tardíos, te amo, no sé hasta cuándo. 
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