1. Las mejores maestras


    Fecha: 26/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... comenzaba a erguirse, aunque más lenta que al principio. Conchi perdía de nuevo el control y se concentraba en mi pecho, subió y recorrió mi cuello, hombros y oído, con su mano izquierda acariciaba mi polla como despertándola de su letargo, comenzó a bajar hacia mi vientre, se detuvo y disfruto la travesura, siguió y se detuvo contemplando mi polla ahora erecta, tenía un poco de residuos de semen y jugos suyos pero no le importo, la sujetó por la base y comenzó a lamerla, así estuvo un poco rato mientras yo sentía que desesperaba, sentía que quería que se lo pidiese yo, así que se lo pedí: Yo- Chupamela Conchi, por favor, quiero sentirla en tu boca… Después de mamarme la polla, continuó acariciándome, entonces cambiamos de lugar y empecé yo, hice lo mismo que ella, era delicioso, sus pezones eran rígidos, grandes y muy erectos, su cuello me encantaba, mordisqueaba sus pechos sintiendo su excitación y lo fuertes que eran, zambullí mi lengua en esos globos soñados, puse mi cara entre ellos y lamí la piel entre los senos, mordía cada pedazo de ellos, succioné sus pezones con furia, hasta que empecé a escuchar unos débiles gemidos. Luego me puse sobre ella apoyándome en las rodillas y hundí mi temblorosa polla en el hueco que había entre sus tetas, en ese instante me recorrió la espalda un escalofrío. Apreté un poco las tetas de mi hermana Conchi entre si y comencé una cubana, que acabé rápidamente con una espectacular corrida que llenó el cuello y el pecho de Conchi de mi espesa ...
    ... y caliente leche. Ese fue el primero de muchos días más de pasión y sexo, que mi hermana Conchi y yo disfrutamos a espaldas de nuestra hermana Mónica y de nuestro padre. Durante un tiempo, la relación y el deseo "enfermizo" (exactamente igual que el mío) que mi padre prodigaba por mi hermana Mónica duró (siendo mi padre el hombre que la desvirgó tanto vaginalmente como analmente) hasta que un día nos llamó a los 3 hermanos (habría pasado ya 1 año desde que todo empezó) para darnos una gran noticia; había conocido en el trabajo a una mujer francesa de la cual se había enamorado y quería nuestro beneplácito para casarse con ella. La verdad es que nos pilló a todos por sorpresa con la noticia. No sabíamos que decir. Pero la cara de alegría y de felicidad con que nuestro padre nos lo decía (recuerden que era un hombre iracundo, por regla general) nos llevó a animarlo y a felicitarlo. Unos días más tarde (mientras tanto, mi padre había dejado en paz definitivamente a Mónica) el buen hombre nos avisó de que esa noche vendría con Mireille (así se llamaba ella) a cenar. Durante el día, mi hermana Conchi y yo estuvimos hablando del tema en el patio del colegio. De repente se creaba un problema enorme. Ya no tendríamos la libertad de la que gozábamos hasta el momento para seguir manteniendo nuestras incestuosas relaciones que tanto placer nos proporcionaban. Esa tarde, en casa, follamos en la cama de mi padre, como si en ello nos fuese la vida. Ese día Conchi me exprimió a conciencia. ...
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