1. Las mejores maestras


    Fecha: 26/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... otras toallas, Mónica sospechará. Si cada noche nos ha de pegar la bronca para que nos duchemos, no crees que cantará mucho, que de repente lo hagamos solitos?. Ella vería que se ha gastado el doble de toallas. Además, luego pondremos las toallas en el suelo, para hacerlo sobre ellas. Si lo hacemos en la cama, quedará el olor y encima, tendremos que volver a hacerla. Yo- Supongo que tienes razón Conchi. No había pensado en ello. C – Pues hay que hacerlo. No podemos ir dejando señales por toda la casa. Así pues, cada uno nos fuimos a nuestra habitación, para desnudarnos y enrollarnos en una toalla húmeda aún de la mañana. Cogimos la ropa sucia, entre ella, mis calzoncillos que andaban pegajosos, puesto que todo el santo día lo había pasado esperando ese momento y dejando ir gotitas de líquido pre seminal y la fuimos a depositar en el fregadero. Nos sonreíamos confiados pero a la vez, los dos teníamos algo de vergüenza. Conchi me cogió de la mano y nos dirigimos al cuarto de baño, no sin antes coger la revista porno que le habían dejado en el cole. Tal y como habíamos quedado, nos duchamos, limpiando bien nuestros cuerpos. Cada esquinita. Cada centímetro de piel y sobretodo nuestras partes más íntimas. Fue dentro de la ducha, situado detrás de Conchi, cuando por primera vez me fijé bien en su culo. Era algo digno de convertir en una escultura. Se veía duro y firme. Tan duro y firme, como mi polla en ese momento. Conchi separó un poco las piernas, para poder enjabonarse bien ...
    ... entre ellas, momento que yo aproveché para inclinarme un poco y poder ver bien en primer plano, el agujero rosadito de su maravilloso culo y sobretodo su coñito. Un coñito bien poblado de frondosos pelos negros, los cuales por efecto del jabón y del agua, se separaban pegándose a sus piernas, dejando ver sus apetecibles labios vaginales. No pude evitar pasarle un dedo por entre sus labios vaginales. Supuse que nuevamente me diría que esperase. Pero no dijo absolutamente nada. Y como quien calla otorga, pues volví a pasárselo, pero esta vez ahondando un poco entre ellos. La oí suspirar y se apoyó en la pared de la ducha, tirando un poco su cuerpo hacia atrás y separando las piernas. No me lo pensé 2 veces. Retiré mi dedo de la húmeda cueva de Conchi y arrodillándome detrás de ella, apoyé mis manos en sus nalgas, separarandolas un poco para meter mi lengua entre ellas. Me puse a chupar y chupar, como si en ello me fuese la vida; pasé mi lengua por todos y cada uno de los rincones de su húmedo y caliente coño. Parecía que tenía vida propia. Lo notaba palpitar a cada paso de mi lengua. Hay que ver lo que hace el instinto; de pronto tuve ganas de chupar y lamer el agujero de su culo y así lo hice. Solo oía suspiros y gemidos por parte de Conchi. Eso me animaba a seguir. Le separé más aún las nalgas y me propuse poder ahondar mi lengua en su culo. Se lo lamía y ensalivaba como poseído. Un olor embriagador emanaba de su coñito. Llegó un momento en que Conchi estaba totalmente inclinada ...
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