1. La reeducación de Areana (12)


    Fecha: 27/08/2018, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... en sus cuencos, trozos de tostadas con manteca y mermelada acompañadas por leche fría. No oyeron la puerta al abrirse y gritaron sobresaltadas cuando Elena las sorprendió: -¡Hola, grandísimas putas! Ambas levantaron la cabeza, aunque sin mirar a Elena a la cara: -Buen día, señora Elena… -saludaron casi al unísono. Elena se fue acercando despacio: -Terminen de desayunar, perras. –ordenó, y cuando ambas hubieron dado cuenta de las tostadas y la leche hizo que se lavaran los dientes y luego les dijo: -Vos, pendeja, ponete tu uniforme de colegiala sin bombacha ni corpiño y vos, puta, echate cualquier trapo encima que nos vamos. Instantes después ambas, ya vestidas y con sus collares, viajaban en el automóvil de Elena rumbo a casa de Amalia, que esperaba en el living empuñando una fusta. No bien entraron al departamento ambas sumisas debieron quitarse las ropas. Luego se pusieron en cuatro patas sin necesidad de orden alguna en tal sentido y fueron al encuentro de su dueña escoltadas por Elena, que no podía apartar su mirada del gran culo de Eva y el turbador balanceo de sus caderas. -Besen mis pies, perras. –ordenó Amalia y las sumisas cumplieron inmediatamente con la orden. -Así que se tienen ganas entre ustedes, ¿eh? –dijo la dómina poniéndose a espaldas de sus perras y deslizando luego la lengüeta de su fusta por las nalgas de las dos. -¡Díganlo, putas! –les exigió descargando un fustazo en el culo de Eva y otro en el de Areana. Sí… Sí, señora Amalia… Es… verdad… admitió la ...
    ... niña en un susurro. -¿Qué es verdad, pendeja puta? –la apremió Amalia. -Que… ¡ay!… que… que nos tenemos ganas, señora… -¿Y saben por qué se tienen ganas? -No, señora… -fue la respuesta de Areana. -Porque son dos perras más que putas, dos pervertidas son, que descubrieron eso gracias a mí y ahora yo las voy a hacer vivir como eso que son. Ambas sumisas escuchaban a su dueña muy avergonzadas, pero al mismo tiempo con una creciente calentura surgida de la humillación a la que estaban siendo sometidas. -Vos, pendeja, te acordás lo que eras antes de que tu mamita te pusiera en mis manos, ¿cierto? Una nena insoportable, caprichosa, desobediente, insolente, aunque claro que todo eso no era más que una forma de encontrar, por fin, a alguien que te domesticara, porque ése era tu más profundo deseo, como ya sabemos. Ya no queda nada de aquélla que fuiste, Areana, y en cambio mirate ahora, ahora que yo te domé y te hice descubrir lo que sos y siempre fuiste: una putita, una pervertida que desea a su propia madre. -¿Y usted, perra? –dijo Amalia dirigiéndose a Eva mientras la enorme tensión que sus palabras habían provocado en la sumisita tenían a ésta tratando de controlar los sollozos que le atenazaban la garganta, aunque eso no impedía que el flujo comenzara a mojar su concha. -Mírese. Pasó años viviendo como una pacata y teniendo que recurrir a la masturbación mientras era incapaz de poner en vereda a su hija, a su malcriada hija. Y véase ahora, ya consciente de su condición de sumisa y ...
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