La reeducación de Areana (12)
Fecha: 27/08/2018,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... de puta caliente con su propia hijita. -¡Qué cambio!, ¿eh, Eva?... –intervino Elena sonriendo malévolamente en tanto la sumisa se entregaba sin resistencia al morboso placer que le proporcionaba ser humillada de semejante forma. Amalia la ponía en contacto brutalmente con su lado más oscuro y ella no podía ni quería evitarlo. -¡Contestá!. –la apremió Elena. –Qué cambio, ¿cierto?... de viuda pacata a perra puta caliente con su hija. -Sí, Elena… Sí… -¡¿Elena?! ¡¿Te atreviste a llamarme Elena, grandísima insolente?! –bramó la dómina y plantándose ante la sumisa, le enderezó la cabeza tomándola del pelo y le cruzó la cara de dos fuertes bofetadas que le hicieron saltar las lágrimas y emitir un gemido de dolor. -¡Pida perdón, perra! –exigió Amalia. Eva tragó saliva, se secó las lágrimas con el dorso de su mano derecha y murmuró: -Perdón… Perdón, señora Elena, no… no volverá a suceder… -Por tu bien espero que no, puta. -¿Han ido al baño hoy? –preguntó Amalia. -Sólo para hacer pis, señora… -contestó Eva. -Sí, señora… yo lo mismo… -murmuró Areana. -Bien, entonces no hace falta la enema. Vamos a mi dormitorio. ¡Muévanse, putas! –dijo Amalia y encabezó la marcha hacia su habitación seguida por ambas sumisas y detrás Elena, relamiéndose al pensar en lo que se avecinaba. Una vez en el dormitorio Amalia dispuso que Elena inspeccionara a ambas sumisas. Elena les metió mano y lanzó una carcajada hiriente: -¡Están chorreando flujo estas putas en celo! -Que beban esos jugos. –dispuso y metió ...
... ella también dos dedos en la concha de Eva primero, que debió limpiarlos con su boca, y en la de Areana, después, que tuvo que hacer lo mismo y con evidente placer, a juzgar por la expresión de su rostro. -Trepen a la cama, pervertidas. -les ordenó Amalia y las dos obedecieron rápidamente. -De espaldas, bien juntas. –fue la siguiente orden en tanto Elena, de pie a la izquierda del lecho, empezaba a tocarse mientras devoraba con la mirada a ambas sumisas. A Eva se le erizó la piel al solo contacto de su brazo con el brazo de su hija. -Vos, pendeja, vas a tomar la teta… Como cuando eras una bebota, sólo que ahora va a ser muy distinto, ¿cierto, putita?... Ahora vas a gozar como una perra en celo de esas muy buenas ubres que tiene tu mami… Vamos, prendete, nena… ¡Vamos!... -Sí, señora Amalia… Sí… -musitó Areana después de aclararse la garganta. Aunque cohibida por la presencia de Amalia y de Elena, se puso de costado y fue acercando sus labios lentamente a la teta izquierda de su madre. Bastó un roce de sus labios para que el pezón comenzara a ergüirse. Areana gimió de goce al sentirlo duro entre sus labios y comenzó a sorberlo mientras Eva jadeaba de placer. A partir de allí ya no hicieron falta órdenes. Ambas sumisas se entregaron sin traba alguna al intenso y postergado deseo sexual que sentían una por la otra. Areana mamó la otra teta y luego de un intenso beso en la boca que les quitó la respiración por un instante, fue bajando lentamente con sus labios y su lengua hacia el ...