1. CUANDO GABRIEL REENCONTRÓ A MERCEDES


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Incesto Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos

    ... menos tres veces había ido allí a petición propia… En fin, que su padre estuvo casi toda la tarde más serio y callado que un juez en su tribunal y la madre llorando, gimoteando por los rincones. Mercedes, su hermana, también seria, también callada, pero también medio, digamos y perdón por la gruesa locución, cabreada; ni se sabe por qué. Aquella noche, a idea de Gabriel, la familia, padres, hija e hijo, cenaron fuera; en un restaurante más bien carito se reunieron los cuatro aunque la alegría no fuera la nota dominante de la reunión. La cena se acabó antes de lo previsto, pues los padres pronto reclamaron la vuelta a casa. Tan pronto volvieron a casa, papá y mamá pidieron a Mercedes que, como cada noche, les preparara su vaso de leche bien calentita, y ella así lo hizo. Al momento los padres se fueron a la cama y Gabriel hizo lo mismo muy poco después. Cuarenta minutos después, o tal vez más, cuando Gabriel empezaba a sumirse por fin en los primeros y someros sueños, el ruido de la puerta al abrirse le fastidió el proyecto onírico. Entreabrió un ojito y al momento abrió los dos como platos, al tiempo que de un salto, como quién dice, se sentó en la cama Efectivamente, era Mercedes, su hermana. Descalza y con un camisoncito de tirantes cuya tela, de puro tenue y liviana, era casi transparente. Y cortito, muy, pero que muy cortito, pues para llegarle a las rodillas le faltaba un trecho. Gabriel se había tirado de la cama al oír lo de los somníferos, dispuesto a ir al cuarto ...
    ... de sus padres a despertarles y mantenerles despiertos hasta que el efecto se hubiera pasado, ante las consecuencias cardíacas que la locura de su hermana pudiera producir. Gabriel quedó más tranquilo con lo que Mercedes le dijera. Pero al punto se volvió a intranquilizar recordando algo de lo que su hermana dijera y que al pronto no lo captó, pendiente como estaba por el resultado que para la salud de sus padres tuviere la “trastada” de Mercedes Mercedes siguió riendo a mandíbula batiente, en tanto Gabriel bajaba todavía más la cabeza, rojo como un tomate y totalmente desarmado ante su hermana, pues ésta tenía razón; siempre, siempre, por finales, ella había hecho lo que le daba la gana y él lo que ella quería… Esa era su mayor cruz, saber que nunca, nunca, ella dejaría de dominarle a su antojo Entre tanto Mercedes dejó de reír, centrándose en mirarle a él fijamente; con celo e intensidad, envolviendo a su hermano en esa mirada más escudriñadora que otra cosa, con lo que la poca seguridad que a Gabriel le quedaba se iba esfumando a marchas forzadas. Según hablaba, Mercedes se iba enardeciendo. Las mejillas se le coloreaban, más y más, a medida que hablaba; las aletas de la nariz le temblaban al compás que la tensión arterial marcaba al subirle. Y todo esto sin cesar de hablar Ahora sí que Gabriel no sabía si soñaba, estaba despierto o qué narices le pasaba, pues lo que escuchaba se decía que no podía ser real. Y no vino a aclararle demasiado las cosas cuando, tras bajarse los ...
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