1. Vacaciones en la ciudad con una madura


    Fecha: 17/09/2018, Categorías: Sexo con Maduras Hetero Autor: El Suspense, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero a la vez delicioso. —Oh cielo, ven aquí, ahora me toca a mí. Creo que jamás he disfrutado tanto del sexo oral como hoy! Quiero demostrarte lo feliz que me has hecho. Ven aquí. Me tumbó en la cama boca arriba y ella se acercó a mi sexo. Sus manos expertas tomaron mi pene y comenzaron a acariciarlo, sus dedos se desplazaban a lo largo del tronco de mi polla como si fueran de seda. Mi sexo respondía a sus caricias poniéndose cada vez más duro y erecto. Su lengua se acercó a mi glande y con la punta recogió las primeras gotas de líquido preseminal que asomaban, colocó un manto de saliva sobre mi glande y comenzó a repartirlo por todo mi pene. Sus labios oprimieron la base de mi glande mientras su lengua lo recorría milímetro a milímetro. Comenzó una felación lenta y pausada, al principio solo engullendo la mitad de mi pene y posteriormente engulléndole en su totalidad, unas veces un ritmo lento, otras rápido, alternando para impedir que me acostumbrara a él. Con sus manos acariciaba mis testículos, empapados éstos con la saliva que caía por las comisuras de sus labios y por la que arrollaba de mi polla. —UUUfff, mi vida, eres increíble, es la mejor mamada que jamás he tenido!! Dios, vas a hacerme estallar de placer!! —Dije en un gemido. Sus labios aprisionaban mi pene, su boca se lo tragaba con deleite, su lengua y su paladar me volvían loco, hasta que no pude más. —Cielo, me voy a correrrrr. —Le grite. Separó su boca de mi sexo y continuó masturbándome con sus manos hasta ...
    ... que de mi pene salió una tremenda eyaculación que fue a estrellarse contra sus pechos y su vientre. Con su mano repartió mi semen por todo su cuerpo y se recostó sobre mí besándome con desenfreno. Abrazados sobre la cama, besándonos, acariciándonos y diciéndonos lo mucho que habíamos disfrutado, poco a poco nos fuimos reponiendo. Nuevamente teníamos ganas el uno del otro. Lucía empezó nuevamente a masturbarme y a realizarme el comienzo de una mamada para conseguir que mi pene alcanzara su máxima erección, una vez conseguido y muy lentamente, fue sentándose sobre mi sexo. La visión era mágica, con una de sus manos abría su sexo mientras con la otra acercaba mi pene a ella, cuando éste estuvo en la entrada de su vagina, ella muy lentamente se fue dejando caer, disfrutando ambos de cada centímetro de penetración, hasta que sus labios vaginales tropezaron con la base de mi pene. Lucía se movía con pasión, subía y bajaba con un ritmo cadencioso, giraba a un lado y a otro, se recostaba adelante y atrás. Mi polla era literalmente absorbida por su vagina, los músculos de ésta la aprisionaban cuando intentaba salir, haciendo que la penetración fuera maravillosa. Aún queríamos más, Lucía se puso en cuclillas sobre la cama y así la penetración era aún más profunda. Fue increíble, sensacional, los dos terminamos casi a la vez, rotos el uno sobre el otro y empapados en sudor y jugos. Así, unidos, estando todavía dentro de ella, nos dormimos unos minutos, descansando brevemente. Me desperté ...
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