La confesión
Fecha: 17/09/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos
... le meneaba y le mamaba la polla: -¿A qué mamo bien? -Lo haces de maravilla. -¿Sabe comer un coño, señor cura? -Pues no. Patricia se levantó se quitó el vestido, el sujetador y las bragas. El cura, al ver aquellas grandes tetas con sus areolas marrones y sus pezones de punta, el vientre plano. El pelo negro de sus sobacos, el del coño y la raja, se puso como una moto. Comenzó a sudar. Tenía que meter o explotaba como un globo demasiado hinchado. Cogió a Patricia por la cintura, y le dijo: -Siéntate sobre mi polla. Patricia lo iba a sorprender. Cogió una vela de encima de un mueble, y amenazándolo con ella, le dijo: -¡Desnúdate, curiña! -¿Quieres jugar? Levantó la mano con la vela. -¡Qué te desnudes, coooño! El cura, desnudándose, le preguntó: -¿Que vas a hacer con esa vela? -¡Metértela en el culo si no haces lo que te digo, fray capullo! Al estar el cura desnudo, le ordenó: -¡De rodillas y después pasa tu lengua por mi coño! El cura lamía pero no entonaba. Patricia abrió más las piernas. -Fóllame el coño con tu lengua. Mete y saca, mete y saca. El cura iba aprendiendo. Al rato, Patricia, tocó el clítoris con un dedo, y le dijo: -Lame aquí, hacia arriba y hacia abajo. Esteban lamió un par de minutos. -Moja un dedo con saliva, métemelo en el culo y sigue lamiendo. Al cura le latía la polla una cosa mala y no le paraba de soltar aguadilla. Un rato más tarde, Patricia, puso la vela donde estaba, le cogió con las dos manos la cabeza al cura, la apretó contra su coño, y le dijo: ...
... -Lame más aprisa, más, más, más aprisa... ¡Dale que me voy a correr! ¡¡Ya, ya, ya!! ¡¡¡ Me cooorro!!! Patricia se corrió con una fuerza bestial. Esteban se hartó de tragar jugo, más que nada porque Patricia, moviendo su pelvis y apretando la cabeza del cura contra su coño no le dejaba ni respirar. Al acabar, le dijo Patricia al cura: -Busca un cordel, vicioso. El cura quitó de un cajón un cordón gris con borlones en los extremos. -Átame las manos a la espalda. El cura le ató las manos a la espalda. -Cómeme la boca y las tetas y méteme dos dedos en el coño. El cura, al tenerla atada, le comió la boca, le magreó las tetas, y después le dijo: -Ahora vas a hacer tú lo que yo te diga, putona. ¡De rodillas y chupando verga! -¡A que te meto un mordisco y te arranco la mitad de la picha! El cura, se acojonó. Su tono de voz cambió. -¿Me la chupas, cielito lindo? -Así, así se piden las cosas. Patricia, de rodillas, le volvió a mamar la polla. Al rato, el cura sintió que se iba a correr en su boca. Se dio un respiro. Le dijo: -Culo en pompa y cabeza en la alfombra, palomita. Al hacer lo que le había dicho, el cura vio las dos tentaciones de Patricia, el ojo del culo, que estaba latiendo, y el coño empapado. Como buen cura que era, no le cupo ninguna duda donde meterla. Acercó la punta de su polla al culo y se la clavó. Allí ya habían entrado más pollas, pues entró con suma facilidad. El cura, cogiendo a Patricia por la cintura, poco tardó en correrse y llenarle el culo de leche. La polla ...