Eva y su familia
Fecha: 18/09/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... pasado mal estos días- Le dije con total sinceridad. -Tienes razón. De hecho al principio sí que me enfadé un poco , y por eso no te contestaba. Después ... – Cortó la frase y con un tono tierno me dijo- .... Espero que me perdones... – Siguió mirándome y recuperó la sonrisa. -¿Olvidado? – dijo. -Olvidado – asentí yo. Me dio un beso en la mejilla y me volvió a insistir para que pasara. No dirigimos a su habitación. Ella subió la escalera delante de mí. No pude evitar recrearme en la visión de sus piernas. Eva era una mujer preciosa, y parecía que ella por fin se había dado cuenta de ello. Abrimos los libros y me dispuse a empezar a explicarle un ejercicio cuando ella propuso ante mi perplejidad: -¿Nos damos un baño en la piscina?. Hace calor. –Y mientras tanto se abanicaba con un folio. -¿Un baño?¿ahora?- Fue todo lo que atiné a decir. -Sí, siempre eres tú el que insiste. Venga, no te lo pienses...- Dijo mientras se levantaba. -Pero no tengo bañador – contesté yo. -No te preocupes, te dejaré uno de mi padre.- Ante mi falta de decisión, tomó la iniciativa, dio por hecho un sí y abandonó la habitación para buscar el bañador. Volvió casi de inmediato. Se diría que lo tenía ya todo preparado. Me ofreció el bañador. Lo analicé y comprobé que aquello no era un bañador, eran unos de los pantalones cortos con los que su padre hacía footing. Su padre, además, era más delgado que yo, con lo que me vendrían estrechos. Para colmo eran blancos y de una tela demasiado fina. Ante mis ...
... reproches Eva me dijo: -Vaya, el chico liberal ha salido vergonzoso – Y al chico liberal se le cayeron los argumentos. -Además no hay nadie más en casa. No tienes por qué avergonzarte. Venga, toma el bañador y cámbiate. Puedes hacerlo en el baño. Yo me cambió en un momento. Nos vemos abajo.- No me dio tiempo a ninguna objeción, y a los cinco minutos me encontraba en el patio con aquel ajustado pantalón blanco esperando a Eva. Mientras esperaba hice propósito de no empalmarme, con aquél pantalón sería embarazoso. Sólo sería cuestión de concentración me decía. De repente apareció Eva y todos mis propósitos se vinieron abajo. Llevaba puesto el mismo bikini que lucía Sara la última vez que estuve allí. Estaba buenísima. Eva era más esbelta que su hermana, tenía mejor tipo, y el conjunto le quedaba si cabe mejor. De la Eva que yo conocía se hubiera esperado que estuviera avergonzada en una situación así. Pero lejos de ello tenía una pose de lo más sensual. -Bueno, ¿no bañamos? – Me dijo con una mirada pícara. Pasó por delante de mí y al pasar pude contemplar su culo. Era un culo perfecto, estaba bronceado, casi brillaba. Contrastaba enormemente la estrecha tira de tela blanca del tanga que se perdía entre sus nalgas. Se tiró de cabeza a la piscina. Yo ya estaba completamente empalmado, así que la imité buscando la protección del agua. Hicimos un par de largos por separado. Yo me paré en una de las esquinas, me apoyé en el borde de la piscina y cerré los ojos intentando relajarme. Los ...