1. Eva y su familia


    Fecha: 18/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... abrí al escucha la voz de Eva que se acercaba: -Está buena ¿verdad? – Dijo con voz sugerente. -Buenísima- Contesté con ironía. Mis esfuerzos por sofocar mi erección volvieron a desvanecerse. Eva se acercaba a mí con las manos en su cabeza. Peinaba su cabello hacia atrás lentamente mientras caminaba en el agua. Pude observar entonces la perfección de sus pechos. Más pequeños que los de su hermana, tenían un tamaño ideal. Se veían firmes. Sus pezones, erectos, se marcaban perfectamente en el sostén blanco. -¿Verdad que serás un caballero y me traerás una toalla? – Me dijo con sensualidad. Asentí con la cabeza, me giré y salí de la piscina intentando darle la espalda en todo momento. Había una toalla en una de las tumbonas, la cogí y me di la vuelta. La toalla me servía para ocultar mi erección. Eva ya había salido del agua y se dirigía lentamente hacia mí. La esperé extendiendo la toalla y la rodeé con ella cuando llegó. Se secó ligeramente, se giró hacia mí y sin dejar de mirarme llevó sus manos a su espalda y comenzó a desabrochar el sostén. El sostén cayó al suelo dejando a la vista sus tetas. Eran unas preciosas tetas con pezones oscuros. Eva miró el prominente bulto de mi bañador y dijo: -Veo que te gusta lo que ves. -¿A que estás jugando Eva? – Le reproché. -No estoy jugando, estoy pescando.-confesó ella mientras lleva sus manos a mis hombros. -Pero ¿y tu chico especial? – Pregunté. -Mi chico especial está a punto de morder el anzuelo. – Acto seguido acercó su boca a la ...
    ... mía, rodeó mi cuello con sus brazos y nos fundimos en un apasionado beso. Empecé a notar que su lengua entraba en mi boca, por lo que di rienda suelta a la mía. Entre tanto nuestros cuerpos se habían fusionado. Yo tenía la manos en sus nalgas y la apretaba contra mí, de manera que ella podía sentir mi erección sobre su pubis. Yo sentía sus pezones sobre mi pecho. Dejamos de besarnos y nos abrazamos. -Si era yo, ¿por qué no me lo dijiste? – le pregunté. -Tenía miedo de que no sintieras lo mismo y que decírtelo acabase con nuestra amistad- justificó ella. -Por esa misma razón yo tampoco te dije nunca nada. Siempre me has gustado. Dios mío, cuanto tiempo hemos perdido.-me lamenté. -Piensa que todo este tiempo de espera hace más especial este momento.- comentó Eva. -Me encanta esa forma de afrontar las cosas- Le dije -¿Cómo?- preguntó. -Convirtiendo lo que podría ser malo en bueno. Eres fantástica Volvimos a besarnos. Yo seguía tocando su culo mientras nuestras lenguas se entrelazaban. Poco a poco fui subiendo una de mis manos por su cintura. Sin dejar de besarla llegué con mi mano a una de sus tetas. Ella respondió a mis caricias bajando una de sus manos hasta mi culo. La fue deslizando lentamente hasta que la situó encima de mi polla. De repente la soltó, se separó de mí y me advirtió: -Viene alguien, he oído la puerta . Efectivamente, acto seguido apareció Sara en el patio. Allí estábamos los dos: ella en tanga con sus pezones tiesos y yo con aquel ridículo pantalón y la polla ...
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