Helena y el Gerente de su marido - Relatos Eróticos

Helena y el Gerente de su marido

... comiéndose esa verga, que poco a poco fue aumentando de volumen…Yo seguí sentada en mi silla, presenciando la experta mamada que la dulce boca de Helena le daba a este hombre. De repente él abrió sus ojos y me miró, tomando conciencia de mi presencia allí, observando toda la escena.El tipo era un hombre mayor pero bastante apuesto y muy elegante. Su mirada fija en mí me provocó cierta humedad en la concha. Pude sentir su mirada de deseo…Helena levantó la vista un instante y pudo entender la situación.“No, mi amiga solamente nos va a observar mientras disfrutamos Usted y yo”. Dijo.De repente, el hombre se incorporó y tomó a Helena por los cabellos, arrastrándola hacia él, mientras sus ojos ahora denotaban una expresión de absoluta lujuria.“Es suficiente, Helena, ahora voy a gozar de ese increíble cuerpo suyo” Le dijo, mientras la hacía inclinar sobre el escritorio. Luego levantó la falda del vestido, exponiendo la cola de Helena. El tipo silbó al ver la falta de ropa interior…“Ya sabía que Usted era bien puta, pero nunca me imaginé que sería tan fácil…”Sin darle tiempo a Helena para contestar, el hombre metió dos dedos con rudeza entre los labios vaginales de mi amiga, que dejó escapar un grito de sorpresa ante semejante intrusión inesperada. El hombre repitió varias veces sus movimientos, hasta que tuvo los dos dedos perfectamente lubricados con los jugos de Helena.Entonces se inclinó sobre ella y le susurró cerca del oído:“Siempre he soñado con su culo, Helena, ahora voy a ...

... partírselo en cuatro…”Ella no llegó a reaccionar: los dos gruesos dedos lubricados entraron profundamente en su culo, haciendo que esta vez mi amiga gritara de dolor.Pero al tipo ya no le importaba mucho. Sus dedos entraron y salieron varias veces del ano de ella, hasta que el hombre consideró que estaba lo suficientemente dilatado.Entonces aferró a Helena por la nuca, obligándola a apoyar su cara contra el escritorio, mientras su gruesa verga suplantaba a los dos dedos y penetraba triunfalmente la puerta trasera de mi amiga. Ella intentó debatirse, pero el tipo la sujetó con firmeza mientras empujaba hacia adelante, metiendo su poderoso ariete hasta el fondo en el grácil cuerpo de ella. Luego comenzó a bombearla con desesperación, mientras le susurraba al oído lo puta que ella era y lo mucho que él había sonado con romperle el culo.Su ritmo de bombeo finalmente se apaciguó un poco y por fin se quedó quieto, mientras su cuerpo temblaba y se vaciaba, llenando el culo de Helena con su semen.Muy despacio el hombre se retiró y cayó abatido sobre su sillón, mientras trataba de arreglarse sus ropas. Me acerqué a Helena para comprobar si se encontraba bien. Me guiñó un ojo para dejarme tranquila y se incorporó, acomodando su falda hacia abajo.El semen blanquecino se deslizaba por el interior de sus muslos.El hombre simplemente jadeó y dijo muy despacio: “Señora, tenemos un acuerdo”.Helena sonrió, me tomó de una mano y me arrastró hacia afuera. Noté que caminaba con cierta dificultad ...