El día que descubí que quería ser sumiso y obediente. -Parte 2-
Fecha: 22/09/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: yunna, Fuente: SexoSinTabues
... se postro ante mí a cuatro patas, dejando sus nalgas frente a mí. Vamos no te cortes, envísteme – me dijo con tono desafiante. Mis miedos a defraudarla me hicieron ir con mucho cuidado, acercando mi pene lentamente e introduciéndola lentamente, pero poco poco la excitación me hizo olvidarme de todo y empujar con todas mis ganas. Notaba como gemía tímidamente, pero no sabía si sería suficiente. Entonces en un empuje de valor, arremetí contra ella, metiéndola entera, notaba como mis pelotas rozaban su cuerpo, en ese momento me dijo, ni se te ocurra correrte dentro, solo podrás correrte en donde yo te diga y hoy de momento solo te merece el suelo. Como su supiese perfectamente que ese momento había llegado, según termino de decirlo, saque mmi pene de ella y eyacule como nunca antes lo había hecho, quedando débil y extenuado sobre su espalda. - Levanta de mí, no ha estado mal para ser la primera, pero tienes que mejorar. - Si Raquel, lo siento, le conteste. Ella me respondió con otra bofetada, nunca me pidas perdón por un polvo, aunque esté mal echado, dijo mientras se acercaba a un armario y sacaba una especie de arnés de un cajón. - ¿Sabes lo que es esto? - No - Esto es un arnés para un dildo, te dije que si no quedaba satisfecha te enseñaría como me gusta que me follen. Saco un dildo y lo puso en el arnés. Era muy intimidadora la imagen de verla de pie con eso pecho tersos y duros y ese dildo en forma de pene negro colgando de su entrepierna. Quítate el juguete y ponte de ...
... rodillas recostado sobre el sofá. Me coloque de inmediato como me había dicho y ella me ato las manos a la parte de atrás del sofá. - Prefiero atarte bien, no vaya ser que te me escapes, dijo entre risas. En ese momento la perdí de vista, y al momento note, como rozaba mi espalda con su mano, de repente note un manotazo en una de mis nalgas y algo duro que rozaba la entrada de mi ano. - Cuando alguien te diga que le folles, no dudes. Antes de poder asimilar sus palabras, note como aquel pene de plástico entraba entero en mi ano, con firmeza y decisión, pero sin excesiva fuerza. En ese momento se me escapo un grito sordo, una mezcla de dolor y placer. Grita si quieres, nadie te va a oír, me dijo al oído y acto seguido comenzó a moverse con ritmo firme y constante, aquel dildo entraba y salía de mi empujando entero mientras me ella gritaba: ¿Así, así tienes que follarme, te gusta zorra? ¿Te gusta? No se cuánto tiempo estuvimos así, todo el que ella quiso, el dolor que sentía al principio se convirtió con el tiempo en placer y los gritos, en gemidos. Cuando paro y salió de mí, estaba excitado y con el pene duro otra vez como si acabara de empezar. Me desato las manos y me dejo moverme, al ver mi pene duro, se acercó a él y con la punta de su lengua lo recorrió. - Me gustas, eres dócil y obediente, vas a ser una buena zorrita. Como premio te dejo que te masturbes delante de mí y te corras sobre mi cuerpo. Se tumbó en el sofá y comencé a masturbarme, apenas pude aguantar un par de ...