1. Educado una familia Cap VI Parte XIII


    Fecha: 25/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... físicas, ya que no cesaba ni por un instante de moverse, y sobre todo, de mostrar su endurecido falo fuera de su estuche, cosa que yo suponía era difícil, aún para un animal, en especial después de haber eyaculado tan tremendamente como lo acababa de hacer. Ante tanta algarabía mostrada por el perro, que se movía sin parar siempre encima de Lucy, ella, hallándose acostada boca arriba continuaba interponiendo sus brazos entre el animal y su cuerpo, en tanto yo podía ver desde mi escondite como aquel trozo de verga le seguía saliendo más y más hasta llegar a convertirse en una especie de delgado estilete, pero ya un poco más grueso, que tal vez estaría midiendo unos treinta y tantos centímetros de jugoso y ardiente pene. Lucy, mientras tanto y entre jugueteo y jugueteo, echaba miradas de reojo a la protuberancia rojiza que con cierta frecuencia llegaba a sentir sobre su cuerpo, sobre todo cuando el animal se le dejaba caer con fuerza encima de ella. Todo aquello le provocaba a mi hermanita una suerte de tremenda calentura, en especial después de haber tenido aquel largo y singular pito canino entre sus manos, y particularmente al haber sentido el abundante derramamiento dentro de su boca, que me imagino había degustado por primera vez, aunque de esto último ya no estaba tan segura. Pero algo vino a interrumpir de pronto el delicioso encuentro entre hembra y animal, pues se pudieron escuchar las voces de mi padre desde el establo llamando a Lucy. Aquella llamada tan inoportuna ...
    ... vino a dar al traste con lo que estaba a punto de suceder entre el animalito y Lucy, teniendo ella que separarse con rapidez del perro. Comprendiendo yo que él había acabado su labor y que había llegado por fin el momento tan anhelado de verlos coger por primera vez, me puse atenta para abandonar aquel lugar y ubicarme en el sitio acostumbrado detrás de la cabaña. Mi caliente hermanita, sin esperar más, se puso rápidamente de pie y hablándole palabras cariñosas al perro mientras le tallaba con sus manos el lomo, se dirigió corriendo hacia el lugar donde se encontraba mi papi. Yo esperé el tiempo necesario hasta verla desaparecer entre los árboles, para después dirigirme con todo cuidado hacia el escondido y privilegiado sitio desde donde presenciaría aquella batalla que, de tan sólo imaginármela, me causaba una inusual resequedad en mis labios, que contrastaba con la tremenda humedad que se manifestaba entre mis piernas. Mientras me dirigía hacia mi escondrijo secreto no podía dejar de pensar en cómo iría Lucy en ese momento después de haberse excitado en aquel candente encuentro con el can, suponiendo que su entrepierna estaría a estas alturas aún más babeada y dispuesta que la mía para albergar el apreciado pito de mi papi. Cuando arribé a mi escondido sitio ellos ya habían entrado a la cabaña, y pegando ansiosamente mis ojos a la rendija, ví que se hallaban precisamente en los inicios de aquella caliente sesión que con tanto anhelo y ardor yo esperaba ver. Mi papi comenzó ...
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