1. Helena y la perra de seguridad


    Fecha: 01/10/2018, Categorías: Sexo con Maduras Sexo Interracial Lesbianas Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... con el mismo ritmo. Ingrid abrió los ojos después de acabar y entonces nos vio en un costado, sonriendo maliciosamente. El hombre sacó su verga reluciente y todavía sin haber derramado una gota de semen, le dio una palmada en la cola a la pendeja y nos miró a ambas como preguntando “quién sigue?”.Ingrid giró hacia el negro, le comió la boca en un beso profundo, le dijo algo al oído y se acercó a Helena. Le tomó una mano y la condujo hacia la silla, haciendo que adoptara la misma posición. Le levantó la falda y deslizó la diminuta tanga por las hermosas piernas de mi amiga hasta el suelo. Le pasó la lengua por el cuello y le dijo: “Se llama Paulo, no te vas a arrepentir”.Helena apoyó sus codos sobre el respaldo e inclinó la cintura hacia adelante, ofreciéndole la cola al hombre. Paulo apuntó entonces la punta de esa cosa gigante a los labios bien abiertos ahora bastante húmedos y muy despacio fue penetrándola, mientras la sujetaba con ambas manos por la cadera. Ella abrió la boca pero no pudo exhalar ni un suspiro, cerró los ojos mientras sentía que esa espada humana la traspasaba. El negro logró meterle toda la verga y se quedó quieto unos instantes, para que la vagina de Helena pudiera adaptarse a ese tamaño. Luego comenzó a bombearla con suavidad, haciendo que ella fuera aumentando la intensidad de sus gemidos.Ingrid mientras tanto se había acercado a mí, siempre supo que me interesaban más las mujeres que las vergas; me hizo abrir la boca en un beso de lengua húmedo e ...
    ... interminable, para luego ubicarse detrás de mí y tener una buena vista de Helena y su nuevo amante. Me abrazó por la cintura y acarició mis tetas por encima del vestido. Una de sus manos levantó mi falda y sentí que sus dedos se metían dentro de la tanga, buscando mi clítoris. Comenzó a acariciármelo de una manera muy experta, haciendo que me humedeciera en pocos segundos. Mientras sentía que llegaba al orgasmo giré mi cabeza para besarla y así exploté gimiendo mientras nuestros labios se fundían en otro tremendo beso de lengua.Helena seguía gimiendo bajo el embate del morocho, que había dejado atrás toda delicadeza y ahora aumentaba el ritmo de su cogida. Yo estaba hipnotizada mirando su enorme verga entrar y salir con bastante fuerza de la dulce concha de mi amiga, que ahora gritaba cada vez más… “Despacio, no seas tan bruto, me estás matando…”Pero Paulo seguía incansable, parecía una máquina de coger que podía estar así de duro todo el día, aunque de repente se tensó y permaneció quieto unos instantes, mientras descargaba toda su leche caliente en el interior de la castigada conchita de mi amiga.Ingrid sonrió satisfecha, me comió la boca en un último beso y desapareció como si nada, junto al increíble semental negro. Me acerqué a Helena, comprobando que sus dulces labios vaginales que tanto me gustan se encontraban bien dilatados, enrojecidos de tanto roce y por supuesto, dejando escapar una buena cantidad de semen que se deslizaba ahora por esas torneadas y largas piernas. La ...