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Desafío de galaxias (capitulo 18)
Fecha: 11/10/2018, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... pretor bulban levantó una mano mientras gritaba una orden y sus tropas dejaron de disparar. Marisol avanzó en solitario, protegida por su escudo, hasta la mitad de la sala mientras su enemigo hacia lo mismo. —¡Hay que joderse, que feo eres cabrón! —comentó Marisol cuando estuvieron a un par de metros. —¡Tú no ser maravilla! —respondió el pretor peleándose con las palabras. —¡Anda mira! Resulta que eres un bicho listo, has aprendido español. —Sé tu hablar este idioma, —contestó el pretor. —¿Por qué habéis venido a nuestra galaxia? —Necesitar espacio para desarrollar nosotros. —Ni lo sueñes facha de mierda. ¿Sabes lo que significa genocidio, lagarto asqueroso? —Si, mi resultar familiar, —respondió el pretor bulban sonriendo irónicamente. —Pues eso es lo que le va a pasar a tu pueblo. Aquí, y en la otra galaxia. Te aseguro, que os arrepentiréis de haber venido aquí. —¡Eso que verlo hay! —respondió arrogante el bulban—. Tu cabeza adornara mis aposentos. —Pues no esperamos más, hijo de puta, —y diciendo esto, enarboló la espada y descargó un golpe contra el pretor que se defendió bien evidenciando que tenía preparación en combate. Durante unos cinco minutos, estuvieron combatiendo, hasta que finalmente, en una maniobra rápida, alcanzo en el hombro a su adversario, y sin dilación, con otro golpe le cortó la cabeza. Mientras su tronco descabezado se ...
... desplomaba, sus soldados emprendían una huida desordenada perseguidos por una vociferando masa de soldados federales que comenzó a masacrarlos sin compasión. Un par de horas después, unas pocas naves bulban lograron escapar de la batalla. No se cogieron prisioneros, no era posible, y nadie escapó. Fue una matanza. El odio acumulado en este último año se encargó de ello. Cuando todo acabo, Marisol, seguida por sus dos pupilos, salio al exterior, donde miles de soldados la aclamaron y vociferaron su nombre, mientras Clinio y J. J. la levantaban sobre sus hombros. Regresaron a la Fénix y rápidamente Anahis la acaparo y cuando pudo la sacó de la celebración espontánea que se organizó en el hangar de vuelo. Cogida de la mano, la llevo al camarote, y Marisol, como en una nube se dejó llevar. Estaba terriblemente cansada y Anahis lo percibió desde el mismo momento en que la vio bajar del transbordador. En el camarote, la ayudó a quitarse la coraza de combate, las armas, la desnudo y las dos entraron en la ducha. Recorrió concienzudamente su cuerpo con la esponja, revisando cada moratón, cada pequeña herida, cada rasguño hasta cerciorarse de que no tenía nada importante. La condujo a la cama y se estuvieron besando incansablemente hasta que Anahis se percato de que Marisol se había quedado dormida. La arropó con la sabana, y abrazada a ella se durmió tambien.