Fin de curso
Fecha: 17/10/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Mussines, Fuente: CuentoRelatos
... de la extenuación, ya que notaba como mi polla estaba lista para descargarse en cualquier momento, y sin pensármelo dos veces alcé la falda de Natalia que para mayor sorpresa tampoco llevaba bragas. No fue difícil introducir mi pene en su coño de lo lubricado y dilatado que lo tenía. Automáticamente ella me rodeó con sus brazos y se alzó cruzando sus piernas a la altura de mi cintura. Ayudándome entonces del apoyo de la pared comencé a embestirla con firmeza arrancándole así un gemido por cada bombeo, aumentando cada vez más la velocidad. Cuando estaba a punto de correrme se lo hice saber, y ella de inmediato me pidió que no lo hiciera dentro de su coño, pues no tomaba píldoras ni teníamos condón puesto. Se la saqué y ella misma se arrodilló abriendo su enorme boca, invitándome a correrme dentro de ella, mientras con sus manos apretaba mi culo. Mi cuerpo entonces cedió y verdaderos chorros de semen salieron disparados sobre su cara, en sus ojos, mofletes y boca. Cuando me recuperé un poco de tan intenso orgasmo vi asombrado como Sara y Natalia compartían el semen que ambas tenían sobre sus rostros y pelo, chupándose con ansia la una a la otra. Sergio y yo nos miramos. Ambos teníamos ahora las pollas rojas y húmedas, y un tanto flácidas, tras sendos orgasmos. Por su parte Saúl, Rodrigo y la otra chica, que ya habían acabado, se estaban liando unos porros, mientras nos sonreían, complacientes por el espectáculo que les acabábamos de brindar. No sé quién más pudo habernos ...
... visto. Al menos nadie nos interrumpió ni nos dijo nada. Mareado, tanto por el alcohol ingerido como por las sensaciones de nuestra pequeña orgía, me disponía a meter de nuevo mi querida polla dentro de los pantalones cuando vi, asombrado, como Sara, que estaba en cuclillas empezaba a mear allí mismo. Me imagino que los motivos se debían más a la cantidad de alcohol que tenía dentro de su cuerpo que a un acto de exhibicionismo o lluvia dorada, pero cuando alzó su vista hacia mí y me sonrió inmediatamente me agarré la polla y empecé a mear yo también. Lo que no me esperaba es que Natalia se metiese justo debajo, duchándose bajo el chorro amarillo que salía de mi polla. Por supuesto no desaproveché la ocasión y como si fuese una manguera empecé a menear mi polla, regando del cálido líquido todo el cuerpo de Natalia, que brillaba ya de lo mojado que estaba. Sus tetas, el vientre, el pelo, su falda... todo estaba empapado cuando terminé. Por un momento me dio reparo verla así, pero rápidamente ese recato se esfumó cuando Natalia se levantó y me estampó un beso en toda la boca, taladrándome con su lengua, que sabía inevitablemente a pis. Sara aplaudió jovial nuestra osadía y con una mirada atravesada por la lujuria le suplicó a Sergio que lo hiciese lo mismo que Nati y yo acabábamos de hacer. Por supuesto Sergio no se hizo de rogar e inmediatamente empezó a descargar su dorado licor sobre la cara de Sara, que abría su boca dejando que el pis la llenase y dejando que éste rebosase ...