1. Educando a Yanet


    Fecha: 19/10/2018, Categorías: Dominación Autor: mrdavid, Fuente: RelatosEróticos

    ... ¡Priririririr!” El timbre de la casa le produce tal sobresalto que sus tobillos bailan frágiles sobre los enormes tacones. Se vuelve a mirar un segundo y sale temblorosa hacia la entrada de la casa. Yanet: … ¿S-sí? -pregunta entrecortada a través del telefonillo. “Abre” La respuesta que escucha resuena en su cabeza como un estruendo, dejándola paralizada. Durante dos segundos que se hacen eternos, en su cabeza se libra una guerra hasta que, casi sin ser consciente, presiona el botón de apertura. Ya no hay marcha atrás. Su capacidad de moverse, de razonar parecen haber entrado en un estado de letargo. En cambio, tanto las percepciones externas como las emociones, se han desarrollado y ahora toman el control de Yanet. “Ya estoy cruzando las vías, espero que me recibas tal y como te he descrito” El mensaje de texto vuelve a protagonizar sus pensamientos. La primera parte ya estaba hecha, falta la segunda. ----------------------------------------------- Pulso el botón del 8º piso. Las puertas del ascensor se cierran y comienza a subir, al igual que mis pulsaciones. Mis órdenes han sido claras y concisas, estoy ansioso de encontrar lo esperado. Las puertas se abren. Frente a mi aparece un largo pasillo. Al fondo, se aprecia un linea de luz que escapa a través de una puerta entreabierta. Avanzo hasta la misma. Son los 20 metros mas largos que he recorrido en un espacio cerrado nunca. Llego a la puerta y me detengo frente a ella. Respiro profundamente. Echo un vistazo a mi ...
    ... apariencia, quiero estar impecable, para terminar observando la bolsa que sostiene mi mano derecha. Tomo aire de nuevo, lo expulso y empujo la puerta con mi mano izquierda. Mi corazón está a punto de salirse del pecho. Yanet se encuentra frente a la puerta pero mi mirada no encuentra la suya. Sus ojos no se encuentran frente a los míos, a pesar de los 10cm de tacón sumados a su 1,70m. Bajo la mirada hasta que encuentro una cara preciosa aunque claramente intranquila. Sus ojos negros, asustados, expectantes, se retiran al sentirse observados. Su boca se abre ligeramente y esboza un suspiro inaudible que mezcla temor y placer. El vestido no puede disimular la erección de sus pezones, que provocan un escalofrío en mi cuerpo. Sus manos, se aferran la una a la otra en una pelea silenciosa tras su espalda. El tiempo parece haberse detenido mientras observo cada centímetro de su cuerpo sostenido sobre sus rodillas. La escena es de lo más sugerente. Tras una puerta entreabierta una mulata, arrodillada y con sus manos a la espalda, enfundada en un vestido blanco y ceñido que oculta a la vez que permite vislumbrar un cuerpo de escándalo, aguarda a que yo aparezca. David: Buena chica Y como si de una raya de cocaína para el cocainomano se tratase, esas dos simples palabras, provocan un aluvión de sensaciones para ambos, aunque con el mismo destino: placer. D: Me alegra ver que eres una negra obediente. Dime, ¿acaso tienes frío? Tus pezones me dicen que sí pero, ¿y tú, que me dices? Y: N-no. D: ...
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