A mi sobrina le encanta cabalgar la reata
Fecha: 19/10/2018,
Categorías:
Voyerismo
Autor: arandi, Fuente: RelatosEróticos
... un concierto para entrar a su cuarto y recoger así la cámara. En mi departamento, en privado, comencé a checar lo que el aparato había capturado. En efecto, mis suposiciones habían sido ciertas y mi sobrinita aprovechó la ausencia de su abuela para llevar un chico a su cuarto, sin embargo, no se había tratado de Martín, su novio. Aquel chico del video (según me pude enterar por la conversación que en la grabación sostenían él y mi sobrina) era un amigo de Martín quien le había ganado una apuesta. Según entendí, su premio consistía en poder metérsela a la novia de su amigo (o sea a Yesenia) unas veinte veces. Es decir que aquel joven moreno se la metería a mi sobrina pero no se la tiraría libremente sino que las metidas estaban contadas. Mientras veía tales imágenes, no me podía creer con qué facilidad, la muy zorra de mi sobrina, obedecía al pendejo de su novio dejándose usar por aquel otro chico. Después de encerrarse en la habitación, y sin importarle que el vago de su padre estuviera acostadote a un par de metros de allí, Yesenia se recostó sobre su cama, se desabrochó cinturón y pantalón bajándose éste hasta las rodillas. Luego flexionó sus piernas sobre su pecho dejando su sexo al aire (¡la muy golfa ni siquiera llevaba calzones!). El chico, trepándose en la cama, se colocó frente a ella y comenzó a lamerle su delicada pucha. Le dio varias relamidas antes de voltearla y dejar a Yesenia en posición de perrito atropellado con el culito bien parado. �Prométeme que no ...
... le contarás a nadie de esto, mucho menos en la escuela �mi sobrina le pidió¬ al chico y éste hizo un juramento entrelazando su dedo meñique con el de mi sobrina. El chamaco aquel se bajó la cremallera del pantalón y (siendo honesto, para mi asombro) sacó una vergota larga (por lo que pude notar, parecía que procedía de ascendencia negra, pues, además del tono de piel, estaba bien dotado). Yesenia ni se inmutó de tremendo aparato, supuse que ya había visto otras falanges como esa. Después de hundir su cara en la panocha de Yesenia (tratando de dejar bien lubricada la entrada) paseó su pedazo de carne por toda la línea formada por la hendidura que separaba las nalgas de mi sobrina, hasta su delicada raja. De arriba abajo y de abajo a arriba resbaló aquel instrumento. Después dio pequeños y pícaros golpecitos con la punta de su miembro sobre la vagina de mi sobrina hasta que ella, harta de esos preliminares, con voz imperativa le exigió: �¡Ya, métemelo rápido que va a llegar mi abuela! El cabrón chico, en respuesta a la exigencia, le dejó ir de un solo empujón toda su hombría sin delicadeza, haciéndosela sentir hasta el fondo. En la cara de Yesenia pudo notarse una expresión que reflejaba su sentir al tragarse de un solo bocado tremenda mandarria (ya decía yo que aquel bastón era demasiado para una plebita como ella). El muchacho, así como la metió, la sacó enterita y la volvió a meter. Pese a todo, después de la primera ensartada, a mi sobrinita no pareció hacerle mella las ...