A mi sobrina le encanta cabalgar la reata
Fecha: 19/10/2018,
Categorías:
Voyerismo
Autor: arandi, Fuente: RelatosEróticos
... siguientes metidas pues se supo tragar (vaginalmente) aquella tremenda longaniza masculina. Aquel báculo de carne se hundió unas cuantas veces más de igual manera; de un solo empellón entraba tremenda mandarria (no cabe duda, aquel chico sí que supo desquitar dicha apuesta con aquella verga de burro que se cargaba). En cada arremetida la cabeza de Yesenia corría el riesgo de estrellarse con la cabecera de la cama (tan fuerte eran los empellones). �Bueno ya estuvo bien. �por fin exclamó mi sobrina cuando se contaron las veinte ensartadas. Las metidas estaban contadas, y acabado el número determinado Yesenia ya se disponía a ajustarse el pantalón de nuevo. El chico le chilló pidiéndole que le dejara chupar el culo que, según él, en la escuela todo mundo sabía que aquello le gustaba. Tras unos ruegos más ella ya no se hizo del rogar y accedió. �Bueno, está bien pero date prisa que ya mero llega mi abuela. Se volvió a arremangar el pantalón hasta las rodillas y se puso en cuatro. El chico, tras colocarse atrás de ese hermoso culito, enroscó su lengua en taquito y la introdujo en el pequeño orificio del escape cloacal de mi sobrina. La niña hizo muecas chistosas tras aquella intrusión lingual. Era obvio que le gustaba y que, incluso, encendía sus fuegos uterinos. �¡Qué rico... ay, siento que me voy a cagar! ¡Ay ay ay... párale, párale o te juro que se me escapa un pedo!�expresó ella con cara de que lo decía enserio. El chico dejó de darle lengua pero sólo para introducir, esta ...
... vez, uno de sus dedos previamente lubricado con su saliva en aquel orificio. �¡Qué rico culo tienes! Está bien apretadito. Seguro que el pendejo de Martín ni siquiera te lo ha desflorado, ¿verdad? �le dijo él y posteriormente se relamió (sin asco) el dedo que había estado en el ano de Yesenia para volverlo a meter. Luego introdujo tres dedos pero esta vez en su vagina. �Y la pucha la tienes bien mojadita, se nota que estás bien ansiosa. Quién te viera en la escuela... jajaja. Anda déjame terminar de culearte. �Mmmm... bueno va, nomás no le vayas a contar a Martín que te permití hacerme todo el numerito, ¿Ok? Y mucho menos vayas a pregonarlo en la escuela, no quiero que me vean como puta («jajaja, como si no fuera cierto», pensé). El chico ya había tomado posición y estaba a punto de clavársela por el recto cuando ella protestó. �¡No! ¡Por ahí no! Eso sí no, se lo estoy reservando a Martín, es para su cumpleaños. Además tú la tienes muy larga. �¿Más larga que la de él? �preguntó malicioso el muchacho. �Ay ya sabes, no te hagas �le contestó muy sonriente. Al final quedaron: él recostado y ella sobre él. Yesenia se la clavó por propia mano y lo comenzó a cabalgar cual jinete, una verdadera gaucha innata se podría decir de sólo verla. Y de sólo verla se antojaba ser cogido por una mujer que se moviera así de bien. Se notaba que la chiquilla sabía mover su pelvis, su cintura, su culo, en fin todo su cuerpecito; el vaivén se veía increíble, además era alternado por movimientos ...