1. El otro cartero de Neruda


    Fecha: 23/10/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy el cartero de una ciudad costera con una gran mezcla entre lo tradicional y lo moderno. Por mi trabajo estoy constantemente en contacto con la gente de mi barrio y coqueteo muchísimo con las mujeres del mismo. No hago distinción entre casadas y solteras, entre ennoviadas y solteronas o entre jovencitas y maduritas, siempre tengo algo que ofrecerles a todas ellas. Físicamente no soy el clásico playboy. No tengo unos ojos azules como el cielo ni un cuerpo trabajado en el gimnasio ni siquiera tengo un gran coche o una cuenta bancaria con muchos ceros. Simplemente yo…soy yo. De mi padre afortunadamente no he heredado su metro sesenta de estatura pero sí el buen gusto por las mujeres y sobre todo un buen rabo que ya había hecho muy famoso a mi abuelo paterno. Con mi metro ochenta podía considerarme el más alto de la familia. Además de la longitud de mi tranca también tenía una larga melena negra que mimaba cuidadosamente pues fueron muchas las conquistas que ensalzaron la belleza de la misma. Así que cual Sansón cuidaba mi cabellera llevándola normalmente atada en una coleta. Tenía los ojos color miel y unos labios carnosos que enmarcaban una sonrisa de actor de cine. Durante años padecí la ortodoncia con resignación y paciencia. Fui objeto de burla por parte de mis compañeros de instituto pero finalmente el esfuerzo valío la pena. Mi dentadura forjada por la acción de los braquets era blanca y jugaba un papel fundamental entre mis armas de seducción. Mi cuerpo era delgado ...
    ... pero de buena complexión. Desde muy pequeño me gustaba la natación y eso había dibujado una bonita espalda con unos hombros bien marcados. Pero si mi físico era bastante bueno donde realmente destacaba era en el piquito de oro que tenía. Era un encantador de serpientes. Capaz de hacer sonreir a la vieja más amargada como sonrojarse a la más puritana de la parroquia. Hoy contaré como conseguí seducir a una de las mujeres que más deseaba de mi zona y que tras 4 años de reparto conseguí convertirla en una de mis amantes más agradecidas. Pilar era una mujer que había sido hippy en su juventud, tenía una larga melena rubia y lisa, bastante alta para su quinta y que llevaba espléndidamente sus 49 primaveras. Siempre que llevaba algún envío bajo firma me quedaba sorprendido por sus pechos que a pesar de haber amamantado a 3 hijos seguían estando en su sitio con un tamaño considerable y que ansiaba devorar cada vez que la tenía a mi vera. En el verano le gustaba muchísimo la playa y en alguna ocasión me insinuó que le gustaba practicar nudismo tal vez por esa época hippy de su juventud. Era en esa época cuando tenía ocasión de ver su hombros morenos salpicados por algún lunar que parecíera marcarme el camino para recorrer su cuerpo. Era tal su pasión por el dios Sol que incluso había arrugas que estaban provocadas porel mismo y no por por la acción de la edad. Su escote me dejaba entrever sus pechos turgentes, generosos con mi estado de ansiedad y excitación. Con el paso del tiempo y a ...
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