1. La vecina de Aldo


    Fecha: 24/10/2018, Categorías: Bisexuales Autor: cito63, Fuente: RelatosEróticos

    ... deberíamos ducharnos. Puso la bata a remojo en la pila del lavabo y nos metimos en la bañera. –¡Qué hermosa eres! Te había imaginado desnuda un montón de veces, pero la realidad supera todo lo imaginado. Si supieras cuantas noches he soñado contigo. –¿Te me estás declarando? Recuerda que soy una mujer casada, que quizá está cometiendo una locura, pero no es lo mismo cometer una locura que volverse loca, y hoy por hoy no quiero volverme loca. Piensa en esto como en un sueño más, eh, que mañana sea sólo eso: un sueño. Esto ha pasado, no sé bien por qué, lo cierto es que a lo largo de la mañana estuve sintiendo un cosquilleo interior. Aunque no me sirve de disculpa, quizá mi marido lo provocó... No, no quiero mezclarlo a él en esto... Siempre que va a cazar se pone nervioso el día anterior, está inquieto; esta noche se despertó a las cuatro de la mañana, mucho antes de sonar el despertador, y comenzó a acariciarme, primero parsimonioso y luego con más decisión; yo me hacía la dormida dejándole hacer, aquello me estaba gustando y empezó a gustarme más cuando noté la presión de sucosa contra mi muslo, estaba a punto y me volví hacia él, le pregunté con voz adormilada si ya era hora de levantarse y respondió que aún no. Así que nos enzarzamos en unos acariciamientos muy prometedores, pero en el momento menos oportuno sonó el reloj despertador y Juan se tiró de la cama como empujado por un resorte. “Tendrá que ser a la vuelta, mi amor”, dijo. Y a mí me parecía que nada podía haber ...
    ... más importante en aquel instante que acabar lo que habíamos comenzado. Ya no pude dormirme, me levanté temprano y estuve haciendo labores, con cierto hormiguillo toda la mañana, luego me metí en la ducha con idea de salir a dar un paseo, pero se fue la luz y... Lo demás ya lo sabes. –No pienses en nada, sólo disfruta el instante. La vida es un ir y venir, unos acontecimientos suceden a otros y el vivir consiste en aprovechar lo mejor de cada momento. –Es una buena filosofía. Comencé a enjabonarla, primero la espalda, luego los pechos, donde me recreé; después los muslos y las piernas, un masaje en los pies que me agradeció con una sonrisa y una caricia en el cuello; me incorporé situándome a su costado y comencé a chuparle la oreja, luego el cuello, el hombro, los pechos; a continuación escurrí el jabón de la esponja en la mano y lo apliqué sobre el vello púbico; otra vez enjaboné la esponja, la escurrí en la otra mano y lo extendí sobre la raja del culo. Con ambas manos me apliqué a masajear aquella zona, una por delante, la otra por detrás; introducía la yema del dedo corazón de una mano en la vagina y el de la otra en el ano, mientras la boca golosa pasaba de un pezón al otro. –Me voy a comer este precioso coño hasta hacer que te corras en mi boca, le dije distraídamente. Acusó mis palabras con un prolongado suspiro. Los dedos se aventuraban un poco más cada vez; sobre todo parecía gustarle que le masajeara el clítoris y el ano. –Salgamos, dijo en un momento de lucidez, ...
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