1. Vicky


    Fecha: 18/11/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que me hiciste?, eres un desconsiderado..., Verga, la verdad que yo por segunda vez me quedé en la luna, no entendí un carajo de lo que estaba pasando. Si una vaina así llegara a pasarme hoy en día, de verdad que me pasaría solo una vez con la misma mujer, con ella me pasó durante toda esa semana, hasta que llegó el sábado. El sábado nos fuimos de nuevo hacia Osma, mas una vez ahí, decidimos continuar hasta La Sabana, donde aparte de bañarnos, hablar, jugar, uno que otro beso y una que otra mamadita, no ocurrió nada digno de un capítulo especial. Lo arrecho fue el domingo en la noche, - Me voy a duchar a tu casa, ¿Te importa? Cómo que si me importa, es que si no lo hubiera hecho me habría dado un infarto. - No, claro, por supuesto, vamos. Y llegamos a mi casa, la introducción de lo que ocurrió ya la conocen de memoria, la variación tiene lugar cuando ya desesperado, decido que llegó la hora de metérsela, entonces comenzó un forcejeo juguetón entre ambos, ella gemía excitada, pero esquivaba una y otra vez las arremetidas de mi pene, aquella vaina me ponía más y más excitado, nuestros genitales se rozaban uno y otra vez, su sexo brillaba y babeaba, mi miembro se hinchaba y endurecía, aquello era lo máximo, hasta que..., entró, entro en aquel horno empapado y su rostro se contrajo, emitió un gemido salvaje, me tomó por las caderas y haló con fuerza hacia ella, ¡Mierda!, esa vaina no era su orgasmo, eso no era mi orgasmo, era la explosión del todo, gritamos a todo pulmón, quien ...
    ... no supo lo que pasaba era el sordo, gritamos, nos movimos, gemimos, nos doblamos, enderezamos, nos fundimos, derretimos, acabamos, ¡Coooooñoooooooo, qué vaina tan arrecha, coño.!, ¡COÑO!, Me perdonan si les dejo un momento, ahora vuelvo. ¡Verga!, caímos agotados uno junto al otro, nuestra respiración arrítmica y altisonante era lo único que se escuchaba, jadeos, relax, ¡Guao!, de repente, ella se incorpora y comienza a golpearme en el pecho con ambos puños al tiempo que me grita: - Bien, lo hiciste, desgraciado, lo hiciste, ¿Qué te parecio?, ¿Gozaste, te gustó?, ¿Te gustó? Yo como pude esquivé aquel alud de coñazos, sujeté sus brazos y traté de calmarla, al cabo de un instante comenzó a besarme y a agarrar mi miembro entre sus manos, se arrodilló al pie de la cama y lo introdujo en su boca, jugó con él hasta que eyaculé y tan de repente como antes: Bien, debemos irnos, tienes que llevarme a mi casa, vamos a ducharnos. Traté de que me explicara lo que había ocurrido, ¿por qué me había golpeado?, nada, sólo cambiaba el tema y nada, jamás me dijo nada de ese momento. Transcurrieron poco más de dos meses, durante los cuales salíamos a diario y a diario terminábamos en la cama, jamás me aburrió, nunca dejamos de sorprendernos el uno al otro, inventábamos nuevas posiciones, lo hacíamos en cualquier lado, nos besábamos y manoseábamos en público, en la moto, en el carro, en la calle, en las plazas, en los centros comerciales, no sabíamos lo que eran el pudor y el recato, si alguien ...
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