1. Vicky


    Fecha: 18/11/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... conversación, por fin se atrevió a darme a entender que le había llegado el período y además de haber manchado su traje de baño, el único que había traído, tampoco tenía toallas sanitarias; yo la convencí de que usara un bañador unisex que yo tenía y en el cual no se podría notar cualquier mancha, entonces me fui al pueblo a buscar una farmacia, así que nos quedamos. Nos zambullimos, nadamos, jugamos y nos divertimos hasta que una enorme ola la levantó y arrojó contra una piedra, ella tardaba en salir del agua por lo que yo, bastante angustiado, comencé a buscarla hasta que la encontré atontada siendo arrastrada por el oleaje, la saqué del agua y la llevé a la orilla, un sujeto del pueblo se acercó corriendo y me ayudó a levantarla al tiempo que una muchacha cargaba al bebé, juntos nos dirigimos a nuestra carpa donde la recosté y metí al niño, otra persona del pueblo se me acercó con un frasco lleno de un linimento marrón con un fuerte olor a mentol y me dijo que la frotara de inmediato antes de que se le hinchase el cuerpo como consecuencia de los golpes que se había dado contra las piedras. Ella se recostó boca abajo dentro de la carpa y me pidió le frotase el linimento por la espalda, al darse cuenta de que los tirantes de la parte superior de su bikini eran un estorbo, me pidió darme vuelta, se lo quitó y volvió a recostarse indicándome que siguiera, poco a poco me indicaba dónde frotar y me pedía lo hiciera más o menos fuerte, yo, viendo su espalda desnuda y frotando ...
    ... aquella crema por todo su cuerpo fui excitándome más y más, ella recogió su cabello mostrándome un cuello perfecto, deliciosamente delineado, ambos comenzamos a excitarnos, era más que evidente, yo, dejé de aplicar el menjurje y me paré con la intención de salir de la carpa, ella me pidió que siguiese dándole el masaje, traté de explicarle que no podía continuar y ella insistía en que continuara, así que metí mis dedos en el pote de linimento, embadurné dos de ellos, lo apliqué sobre su espalda, retorné a aplicarlo nuevamente y antes de darme cuanta me arrojé sobre ella y comencé a besarla lentamente por el cuello, a lamer sus orejas, a mordisquearlas, ella se dio vuelta buscando con sus labios los míos, nos abrazamos y nos besamos con locura por un momento que pareció una eternidad, de repente me pidió que parara diciendo: - Esto no puede ser, no debe ser, debemos irnos ya, vámonos. Yo intenté besarla de nuevo, más ella colocó dulcemente su índice sobre mis labios diciendo: - No. No, lo prometiste, además, el niño, está con nosotros y no es correcto, por favor, vámonos. Nos vestimos y salimos de inmediato para Caracas, el viaje duró poco más de tres horas en las cuales hablamos nada acerca de lo ocurrido, disfrutamos del paisaje, escuchamos la música de la radio, canturreamos una que otra canción, los dos estábamos incómodos, cortados. Al entrar a la ciudad me pidió buscar un teléfono público, llamó a la madre del bebé y a su casa, volvió al auto y dijo: - Ella ya llegó y ...
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