1. Con una escort familiar


    Fecha: 19/11/2018, Categorías: Incesto Grandes Relatos, Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... púbica, no tiene precio, ni siquiera se comparaba con su retoño (a quien por cierto coloqué en la misma posición, para tener justamente un punto de comparación). La mamá las tiene más de señora, más frondosas, vamos, hay más carne de donde agarrar (bueno eso era en esos días, ahora su hija ya le gana). Tamara, en aquel tiempo, las tenía más macizas que su progenitora, pero no tan voluminosas. Eso sí, siempre han sido preciosas a la vista. Además la textura de su piel es muy suave al tacto. Y lo cierto es que la chiquilla; antes y ahora; aprieta pero si bien chingón. Mientras me miraba en el espejo tomaba plena consciencia de lo que estaba haciendo, me estaba chingando a la hija de mi hermano y me encantó. Aproveché la posición de perrito para darle unas buenas nalgadas a palma abierta, en honor a su madre. «Tome, por sacarle canas verdes», pensaba mientras se las daba con toda la fuerza que pude. Ella me miró con cierta expresión molesta, pero no se atrevió a decir nada. La sujeté tan firmemente como pude para que no se escapara ni de uno solo de mis duros empellones. Es justo decir que Tamara no rechazó mi trato. Supuse que para ese tiempo ya sabía que ganarse el dinero así también tiene su chiste y, pese a lo que la gente cree, no es nada fácil. Tras una media hora de mete y saque me la llevé hacia un espejo que daba de piso a techo. Allí ella misma se miraba cómo era penetrada por su tío, jijiji. Posteriormente, sin sacarse el miembro, ella se recargó sobre el espejo del ...
    ... que tomó apoyo para azotarse contra mí. Ahora era ella quien me cogía, al mismo tiempo que nos mirábamos en el reflejo delante de nosotros. La expresión de su rostro era de total lujuria. Tamara me veía como nunca antes lo había hecho. Es cierto lo que decían en aquella página de escorts donde se anunciaba, se veía que le encantaba el sexo. «Esto no lo hace sólo por dinero, esto es su genuina vocación», pensé. Me salí de ella sólo para darle la vuelta y subirle una pierna a todo lo que daba. Así comprobé su elasticidad, y pude penetrarla viéndola de frente, ya de paso. Ella se abrazó a mí. Parecía como si fuera la primera vez que la miraba. De verdad que era muy bella (doy gracias de que no tenga casi nada del papá pues, sino, imagínense, me hubiera sentido muy mal). La besé. Es deliciosa, de verdad lo único bueno que ha hecho mi hermano en toda su vida. Ella relamió sus labios como si disfrutara del sabor de nuestras salivas encontradas. No sé si fue puro “profesionalismo” de su oficio, o si en verdad lo estaba disfrutando, lo cierto es que me prendió verla así. De vuelta en la cama, ella me cabalgó mientras la tomaba de su cintura. Volví a ver hacia el espejo y no podía creerlo, me estaba cogiendo a una jovencita que, además, resultaba ser de la familia, jajaja. Nunca había soñado con tal perversión... bueno sí. El verla así, tan menuda, me daba ganas de descargar en ella mi furia y justo eso intenté. Tomándola de sus nalgas, mientras ella dejaba descansar su cuerpo sobre el ...
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