1. Esclava y sumisa


    Fecha: 28/11/2018, Categorías: Confesiones Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... derechito en la boca, y de prepo. Aguantó a que Pedro y Aldo le acaben en las tetas y la acorraló contra la misma pared para invadirle la garganta con su carne de macho, y ella le sacó hasta la última gotita de semen en dos minutos. Apenas mi marido le destapó los ojos le ordenó que se vista así como estaba, y que salga a barrer las hojas de la vereda. Empecé a pagarle casi el doble para que todas las mañanas le chupe la pija a Mateo antes de que se vaya al cole, para que espere el colectivo que la llevaba a su casa con la calcita rota en la cola y sin corpiño, para que baldee el patio desnuda sabiendo que los vecinos la acechan con la mirada, y hasta para que me chupe la concha cuando se me place. La primera vez que lo hizo ella estaba lavando los platos, y yo reunida con dos amigas en el living, aplastadas en el sillón. Estábamos por preparar licuado, pero antes les hice un gesto de complicidad a Natalia y a Liliana, y la llamé. Lurdes vino enseguida con su culo apretadito, y se lo pedí. ¡Lulita, arrodíllate entre mis piernas, correme la bombacha y comeme la concha! Las chicas celebraban mi pedido con grititos eufóricos mientras Lurdes permanecía tiesa. ¡dale guacha, si sos re chanchita, si querés te pago el triple! Ahí no tuvo otra que aceptar. Sus labios entraron incluso en mi sexo en un besuqueo lento y pausado, su lengua se fundía entre los jugos que mi propia ansiedad generaba, y mis gemidos no podían apasiguarse. Lili y Nati miraban asombradas, riéndose como ...
    ... buscando la forma de que no fuera real todo lo que les decía mientras los chupones de esa zorrita me llevaban inexorablemente a un orgasmo letal. ¡no saben cómo le come la pijita a Mateo, y cómo le gusta que le toquen la cola los amigos de Ernesto! A él también le hace petes la cochina, y a mi hermano lo pajea! Hasta la hice coger con el sodero! Ni yo supe cómo frenar tantas confesiones. ¡así está bien señora? See la chupo más?!, preguntó su inocencia, y desde allí su lengua entró y salió de mi hueco sin control, sus dientes me hacían dar saltitos en el sillón, su babita mojaba mi culo como los flujos que se me acumulaban y mis piernas eran más fuertes cada vez para que su cabeza no intente fugarse de mi sexo. Hasta le hice tomar leche de mis tetas para que la vierta en mi concha! Le acabé en la boquita, y aquel día hasta aullaba de placer viendo a mis amigas tomadas de la mano, seguro que con terribles ganas de coger. ¡chicas, ninguna quiere que mi Lulita le coma un poquito la concha?!, les pregunté, y las dos se me ofendieron. Pero la noche en que la encontré peteando a Ernesto en mi cama todo se nos derrumbó. Yo me hacía la enojada, y mientras no le dejaba soltar la pija le pegaba en el culo con un cinturón, la desnudaba con violencia, le escupía la cara, la manoteaba del pelo para besarla en la boca frenética y le mordía las nalgas pajeándola con un desodorante. Le pedí que se le suba a Ernesto y que se lo coja. Mientras su cuerpito saltaba embriagado en sudor yo le comía las ...
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