1. Las damas de compañía no tienen memoria


    Fecha: 30/11/2018, Categorías: Grandes Relatos, Hetero Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... follar. Y ella lo sabe. Con esa sonrisa de ángel que me muestra, telepáticamente también me dice: Sé que me quieres coger. En el momento no me recuerdo de la foto que días antes he visto en el catálogo de estas chicas de compañía que mi amigo José me mostró, pero tan pronto entré a la puerta de mi condominio, se me vino ese rostro y el de una chica quien manejaba un vehículo todo terreno, pero de quien no logré ver más que su rostro cuando salía del mismo estacionamiento. Aquella posibilidad me llenó el morbo por descubrir si esta linda chica de nombre Angélica, era la misma de la revista y quien decía llamarse Briana. El siguiente día voy de regreso a la oficina de mi amigo José y le pido que me deje ver la revista de nuevo. Tomo la revista y apunto el número de teléfono y esa misma mañana desde mi oficina le llamo y ver si podía identificar su voz. En el primer intento contestó: - ¡Hola! Soy Briana, ¿en qué te puedo ayudar? –la voz parecía ser la misma. - ¡Hola Briana! Mi nombre es Antonio y tengo la revista donde encontré tu teléfono y me gustaría concertar una cita contigo. - Primeramente Antonio, ¿no tienes nada que ver con ningún tipo de autoridad, afiliado con la policía? - ¡No Briana! Trabajo para la gerencia de una compañía. Nada que ver con autoridades. - Ok… ¿tienes un correo electrónico? - Si, cuento con uno. - ¿Para cuando quieres la cita? - ¿Tienes tiempo en una hora? - Si, esto es lo que debes hacer: envíame tu foto por correo electrónico a mi correo ...
    ... electrónico. Una vez reciba tu correo, yo te enviaré el domicilio donde debes venir. Por favor, no me hagas perder mi tiempo y yo respetaré el tuyo. Y por la donación de mi tiempo las cuales son dos horas máximo son $500.00 a lo que dé tu imaginación. - Perfecto. –le dije. – y le colgué. Lo pensé para enviarle mi fotografía, pues pensé que me podría identificar, si al caso era la misma chica con la que me presenté informalmente el día anterior. Pero al igual que yo, tampoco estaba seguro que ella era la misma chica que miraba en el catálogo de mujeres de compañía. Uno mira a tanta gente, que es difícil identificar a alguien cuando han sido esporádicos aquellos encuentros. Yo siento creer que es la misma chica, pues en el catálogo sus fotografías muestra muy poca ropa y se limita a modelar minúsculas tangas y cubriéndose sus pezones con sus manos. Tomo la decisión y le envío mi foto, esperando no me identifique como su vecino, el mismo que saludo un día antes. Cuando recibo su respuesta, pienso que me habrá identificado, pero para mi sorpresa ella me da un domicilio, pero no es el mismo del condominio. Me da la dirección y son unos apartamentos a unos 3 minutos de donde está el condominio donde vivimos. Me pide que le llame cuando este a la puerta de seguridad y que en ese momento me dará un código de seguridad que abrirá la puerta. Le llamo cuando estoy en el edificio y siento ese mariposeo en mi estómago, pues no sé cómo va a reaccionar si es que me identifica personalmente. Voy por ...
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