1. Las damas de compañía no tienen memoria


    Fecha: 30/11/2018, Categorías: Grandes Relatos, Hetero Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... el pasillo, toco la puerta y se abre. Pienso, que al igual que yo, encontramos a tanta gente todos los días, y se nos es imposible de recordar a todos. Yo estoy seguro, la chica del carro deportivo rojo de nombre Angélica, es la misma de la fotografía y quien dice llamarse Briana. Yo me muestro como si no la conociera y ella se me acerca y nos damos un beso en la mejía y es cuando ella me dice: - La donación la puede poner en esa mesa. Paso y coloco los $500.00 en la mesa y ella los toma delicadamente y me dice que aguarde un momento y se introduce en una habitación para volver a salir en unos segundos. Viste un vestido turquesa y cuya falda apenas cubre sus suculentos glúteos y permiten ver esos muslos sedosos y tiernos que denotan un buen trabajo de gimnasio. Su cabello sedoso color oro hace un bonito contraste con su vestido, y sus zapatos de tacón alto hace que esta chica de doble vida tenga una presencia espectacular pues sus piernas son alargadas y le dan una bonita simetría a su pronunciada cintura donde es imposible no dejar de apreciar su suculento trasero que mi estimado lo pone en unos 94 centímetros. Quizá la chica rubia con más trasero que he visto en mi vida. Ella sale de la habitación y comienza la plática: - Antonio, ¿deseas tomar algo? - Realmente no… he tomado mucho jugo de naranja esta mañana. - ¿Ya has visitado un lugar así anteriormente? - Realmente no… es mi primera vez. - Bueno, ponte cómodo… remueve tu chaleco y aquí es para que te relajes y la pasemos ...
    ... rico. Ella me asiste con removerme el traje y lo cuelga cerca de la puerta de entrada y me toma de la mano y me conduce a esta habitación. Debo decir que el apartamento es de lujo, delicadamente amueblado y decorado. La habitación muestra una cama atípica, pues es redonda. Hay una pequeña cantina y un jacuzzi donde puedo ver salen burbujas por la presión del agua. Briana o Angélica me hace la oferta: - ¿Gustas que te desvista o prefieres hacerlo solo? - ¡Me gustaría tu asistencia! –le he contestado. Ella me despoja de mi corbata y camisa y delicadamente me remueve la camiseta donde comienza con sus cumplidos a mis pectorales y los que ella delicadamente me frota con la punta de su lengua hasta llegar a mis tetillas las cuales muerde delicadamente expresando una dulce sonrisa y donde me hipnotiza con su mirada. Baja a soltarme el cinto, me baja los pantalones, me pide que me siente en un sofá reclinable, cuyo ángulo es perfecto para ciertas posiciones sexuales y me remueve los zapatos y los calcetines dejándome solo con mis bóxers. Mi pene no está totalmente erecto, pero es notable aun en ese estado pasivo y finalmente ella los baja como si se tratara de abrir el telón en una obra de teatro. Me sonríe y sus ojos quedan amarrados a mi pene y me dice: - Tienes un hermoso pene… me gusta, me gusta que los hombres tengan esa delicadeza de depilarlo y remover todos esos vellos. Realmente tienes un miembro espectacular… me gusta, realmente me encanta. - ¡Gracias! –le he dicho por no ...
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