1. Agustina y Agustín


    Fecha: 02/12/2018, Categorías: Incesto Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos

    ... estado con un hombre tan grande, pero fue tanta su insistencia, y la calentura que yo tenía, pues hacía más de dos meses que no cogía, puesto que había terminado con mi novio cuando descubrí que me engañaba con otra, lo llamé y arreglamos para vernos al domingo siguiente, pues ese era el día que yo no trabajaba, y como mi abuela no estaba pues se encontraba de vacaciones, no iría a su casa a almorzar. Cuando nos vimos apareció con un ramo de flores y me lo dio diciéndome que no las mire mucho, yo le pregunté el motivo y él me dijo que era porque si lo hacía se secarían de envidia ante mi belleza. Eso, junto a su caballerosidad para hacerme subir al auto, me mató. Arrancó y comenzó a manejar, sin preguntarme adonde quería ir, por lo que un poco me asusté, no porque me llevase a un lugar a coger sino porque no sabía hacia donde me llevaba; no obstante a las pocas cuadras me preguntó si me parecía bien ir al Tigre. Yo le dije que sí y, ya más tranquila, empecé a hacerle preguntas respecto a él. Así me enteré que se llamaba Agustín, que era soltero, que tenía una fiambrería y que vivía a pocas cuadras de la estación de servicio. Yo le conté cosas de mí y cuando me quise dar cuenta ya estábamos en el Tigre. Como ya era el mediodía me ofreció ir a comer, pero yo le dije que aún no porque todavía no tenía hambre. Me ofreció entonces dar una vuelta en un catamarán, cosa que si acepté y después de hacerla si fuimos a almorzar. En todo momento me demostró que era un caballero porque ...
    ... me dio la mano tanto para subir como para bajar del catamarán, cada vez que cruzamos una calle, me acerco la silla para que me siente, me abrió la puerta para entrar y salir del restaurant, se levantó de su silla cuando yo me levanté para ir al baño, me abrió la puerta del coche cuando volvíamos y no me toco la pierna con la excusa de la palanca de cambio. Cuando estábamos por llegar a mi casa me ofreció vernos otro día, a lo que inmediatamente dije que sí y quedamos en vernos el sábado de la semana siguiente. Él me dijo que le parecía bien, y riendo agregó, que para que no me olvidase me lo recordaría cada vez que fuese a cargar gas, a lo que yo, dándole mi número de teléfono, le dije que no sería necesario que fuese, que si quería recordármelo que me llamase pero que no era necesario. Entonces me dijo que a pesar de mi buena memoria y a pesar de poder llamarme por teléfono, prefería ir a cargar gas para así deleitarse con mi figura. Me parecía el hombre ideal, sobre todo porque cuando me ayudó a bajar y nos despedimos, me dio un beso en la mejilla, sin intentar llegar a mi boca, lo que me dejó aún más caliente, por lo que al llegar a casa y no estar mi madre, me fui a mi pieza para masturbarme, pensando en lo caballeroso que era y en cómo me había tratado, sin intentar manosearme y sin apurar nada. Toda esa semana me masturbe pensando en él y en cómo me trataría en la cama. Quedamos en encontrarnos en un cine el siguiente sábado a la noche. Lo propuse yo pensando que en la ...
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