1. Mi maravillosa ex-suegra


    Fecha: 05/12/2018, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Kralik89, Fuente: CuentoRelatos

    ... una mueca de disgusto, pero copa a copa me fue contando que su nuevo esposo era un hombre diez años mayor que ella y que no compartían mucho los gustos. También supe que Andrea tenía ya 3 hijos, y que era una suerte haberme encontrado porque estaba en una reunión de amigas que no le importaba demasiado y empezaba a aburrirse. La botella terminó y el alcohol empezaba a hacer su efecto. La música invitaba a bailar y ella no se negó a hacerlo conmigo. No quiero dejar de contarles lo bella que me parecía. Y no solo a mí. Noté que las miradas de los hombres la seguían y que me observaban con cierta envidia. Silvina era muy sensual bailando. Su cuerpo parecía contornearse con una habilidad que jamás le hubiera atribuido. Al verla yo imaginaba que me cabalgaba, desnuda, con sus senos entre mis manos y mi polla bien metida dentro de su raja. Ver moverse a esa tremenda mujer, que se contorneaba frente a mí olvidándose que era casada y que podría haber sido mi suegra, tenía un morbo que ya me era una carga muy difícil de llevar sobre los hombros. A eso de las 2 de la mañana, una de sus amigas se acercó a despedirse dado que se iban del lugar. Las vi charlar unos segundos hasta que Silvina le dijo que no se preocupara por ella, que yo podría acercarla más tarde a su casa. La amiga de Silvina me dedicó una inexpresiva mirada y asintió antes de despedirse y dejar a Silvina bajo mi protección. La noche siguió un rato más durante el cual acabamos otra botella y seguimos bailando sin más ...
    ... que algún que otro roce. Ella no parecía percatarse de que yo le apoyaba mi paquete en su culito cada vez que tenía oportunidad, o que trataba de hacer pasar inadvertidamente mis manos acariciando su cintura o su espalda. Pero lo cierto es que yo no me animaba a mucho más. Y ella no parecía reaccionar a mis veladas sugerencias. Hasta que a las 4 llegó el momento más temido. Ella miró su reloj y me dijo que era hora de marcharse. Yo no me resistí. Pero antes de retirarnos compré otra botella de champagne y convencí al barman de que me dejara llevar un par de copas como "souvenir". Cuando salimos del lugar no pude resistir tomarla de la cintura y caminar con ella hacia mi auto. Fueron solo unos pasos lo que hicimos de esa forma, pero algo dentro de mí supo cómo terminaría la historia. Estaba entregada. Ella se impresionó al ver mi BM. "Parece que te ha ido bien", me dijo cuándo le abría la puerta invitándola a entrar. Una vez dentro, descorché la botella y le dije "Una última copa". Ella me miró con una sonrisa y quitándome la botella de las manos tomó un largo trago desde el pico. Eso me puso a mil. Ella bajó la botella, la apoyó en el piso y tomando mi paquete con sus manos procedió a bajar mi cremallera para liberar mi polla dura como una estaca y empezar a mamarla abiertamente. Yo arranqué el auto y sin que ella dejara de lamer mi pija, conduje suavemente hacia un motel cercano. En el hotel las inhibiciones desaparecieron. Tal solo al cerrar la puerta de la habitación levanté ...