1. DE EXCURSIÓN EN EL CAMPISMO POPULAR


    Fecha: 05/12/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... del “caballo”, una muchachita y así tratar de tumbarnos unos a otros. Aquel juego, al sentir a las muchachas sentadas en el cuello, teniéndolas de aguantar por los muslos, hizo que la casi totalidad de nosotros tuviéramos “el circo armado” casi todo el tiempo, cuando alguno se caía, podía ver que debajo del agua todas las trusas y shorts estaban más que levantados por el frente. Cuando terminamos ese juego, ya era la hora de ir a almorzar, pues el comedor del campismo lo cierran a una hora determinada, y las niñas salieron bastante rápido, mientras que la mayoría de los varones nos quedamos en el agua y nos tuvimos que hacer nuestras respectivas pajas para que se nos bajara la erección. Todos nos reíamos mientras estábamos en aquella más que imprescindible faena. Después de almuerzo, todos nos fuimos a descansar y dormimos un rato, pero a las 5 ya estábamos todos de nuevo en el agua y otra vez comenzamos a jugar y como es natural, la propuesta de otra guerra de caballos no se hizo esperar, pues deseábamos tener de nuevo la oportunidad de acariciar los muslos de las chiquillas y sentir el calor de sus sexos en nuestros cuellos. Al rato las muchachitas estaban cansadas y se pusieron a conversar mientras se bañaban y los varones nos pusimos a jugar a ver quien le metía la cabeza bajo el agua a su contrincante. Todavía estábamos con las pingas paradas por el juego con las hembras y todos tratábamos de no pegarnos al oponente. Sin embargo, en dos ocasiones en que me tocó ...
    ... “pelear” con Juanito, un muchacho más o menos de mi mismo físico, no pasaba mucho rato para que intentara voltearme por su hombro y para eso tenía que darme la espalda y pegarse a mí, con lo que mi picha le quedaba entre las nalgas. En las primeras ocasiones en que sentía eso, me separaba y quedaba bastante inestable, hasta que una vez que me eché para un lado evitando su culo, él aprovechó para hundirme hasta el fondo, por lo que perdí esa pelea. La próxima vez que hizo ese movimiento, no me quité, sino que seguí bien pegado a él y le frotaba mi erecto miembro contra su culo. Nadie se daba cuenta, pues cada pareja seguía en sus enfrentamientos y la verdad es que aunque yo trataba de que no me tirara, él no hacía mucho esfuerzo por hacerlo, sino que gozaba de aquella posición. Al fin lo levanté por la cintura y lo hundí, y cuando caía su mano “accidentalmente” se aferró a mi pinga como si no quisiera ir para el fondo. Al fin lo solté y salió riendo y me dijo que teníamos que echar otra pelea para ver cuál de los dos era mejor, pues estábamos empatados. La verdad es que yo jamás había pensado en un hombre, tenía una novia que había terminado el octavo grado, uno menos que nosotros, pero estaba bien excitado con el juego y acepté gustoso su propuesta. Comenzamos la pelea y cada vez con más frecuencia su mano me tocaba el rabo y en uno de los movimientos que hicimos, se me salió de la trusa. Cuando él se dio cuenta, lo agarró y seguía como si estuviéramos peleando, pero en realidad me ...
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