1. Cartas a mi esposo


    Fecha: 19/12/2018, Categorías: Infidelidad No Consentido Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... el estómago. Con ella dentro, se dejó caer sobre mí y se dedicó a lamer mi cuello, mis orejas, mi nuca, también los besaba. Eso empezó a gustarme y consiguió que el dolor en mi ano disminuyese. De pronto, cuando más a gusto estaba, sacó su tremenda polla de mi culo volviendo a producirme un tremendo dolor, casi tan grande como cuando la metió y haciéndome gritar nuevamente. Con ella fuera, escupió abundantemente en mi ano, e hizo lo mismo en su polla, para volver a meterla nuevamente, esta vez con mucho menos dolor. Durante mucho rato estuvo metiéndola y sacándola, unas veces despacio, otras más deprisa. Mi dolor se había ido reduciendo, puso su mano sobre mi vulva y acariciaba mi clítoris al tiempo que entraba y salía. Alcancé un orgasmo más, mezcla de placer y dolor, algo que nunca había sentido, y otro cuando sentí que llenaba mis intestinos con su esperma. Quedé desecha. Cuando sacó su pene, sentí una extraña sensación de vacío en mi interior, al momento, esa sensación se convirtió en una necesidad urgente de ir al baño, por lo que salí corriendo de la cama en dirección a él. Sentada en el inodoro, notaba como escurría su esperma desde mi vulva y desde mi ano. Limpié primero mi vulva, de la que extraje todavía una gran cantidad. Cuando me limpié el ano, mis dedos entraban en el enorme agujero en que se había convertido. Me di una ducha para limpiar todo lo que pude, haciendo entrar agua por ambos agujeros. Volví al dormitorio y me puse unas braguitas con varias ...
    ... compresas, pero Juan, que estaba todavía acostado, se levantó, se acercó corriendo y me dio muchas bofetadas. -¿Qué te he dicho? Eh. ¿Qué te he dicho? Maldita puta inútil. Te quiero totalmente desnuda. D-e-s-n-u-d-a. ¿Lo has entendido? -Pero Juan, se me está escurriendo todo Dos bofetadas más impidieron que continuase. -D-e-s-n-u-d-a. ¿Pero tan tonta eres que no lo entiendes? Me retiré todo y dejé que todo lo que quedaba en mi sexo y culo fuese escurriendo por mis piernas. Me hizo servirle la comida, aunque ya eran más de las cinco de la tarde. A mí no me dejó comer nada, y cuando terminó, me obligó a situarme arrodillada entre sus piernas para que le chupara su asquerosa polla. Estuve lamiéndosela y chupando, según me iba indicando, durante mucho rato. Me dolía la mandíbula y su contacto con mi paladar me daba arcadas, pero aguanté como pude hasta que sujetó mi cabeza y la metió todo lo que pudo, soltando todo su esperma en mi interior, que tuve que tragar para no asfixiarme. Después se vistió y se fue con sus amigos, no sin antes advertirme que si volvía y no me encontraba en casa, me buscaría y me mataría, y que si al volver me encontraba una prenda encima, me molería a palos. Cuando quedé sola, me fui a la cama, donde me acosté con las sábanas manchadas de su esperma, mis flujos y mi sangre, quedándome dormida al instante. Me desperté al día siguiente sobre las ocho de la maña, y vi que no había vuelto. Recé para que no lo hiciese más, pero nuevamente se presentó a medio día. Me ...
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