1. Atracción fatal o amor prohibido (3): Algo más que sexo


    Fecha: 09/01/2019, Categorías: Incesto Anal Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... pene, instintivamente comienzo a moverme. Aferrado a sus caderas, abro la nalga y se la hundo una y otra vez, el esfínter complaciente se aguanta todo. Mi carne retoma su estado óptimo, gruesa, erecta, dispuesta a perderse en el interior, objetivo fácil de cumplir, solo empujar y se desliza sin necesidad de presionar mucho. Un par de movidas y todo vuelve a comenzar, sacarla hasta la puertita y entrarla hasta el fondo con la rapidez que impone la calentura. Esta vez el trámite duró mucho menos, más o menos veinte minutos de “serruchar” con la verga a pleno bastaron para volver a eyacular una buena ración de semen. Era tiempo de darnos un respiro, después de dos polvos era lógico que al retirarme de su culo, la lechita inyectada comience a rebasar y abandonar el dolorido ano. El aroma del semen nos llena los sentidos. Se deslizó hasta el borde de la cama, noté que se encamina al baño caminando con cierta dificultad, las consecuencias del sexo anal dejaron maltrecho ese culito que perdió su virginidad. Se demoró bastante, dijo que estuvo en un baño de asiento en el bidet recomponiéndose de la bruta cojida que soportó. Trajo una toalla para limpiar el estropicio del desborde de semen que embadurnó las sábanas. - Ahora ve a lavarte esa poronga, por si me dan ganas de chupártela. Recuérdate de enviar estas sábanas al lavadero, no quiero que tu madre encuentre los rastros del pecado cometido. La noche aún era joven, nos bebimos unas copas y antes de dormir nos echamos un polvo, ...
    ... ella se llevó todos los premios, dos orgasmos, una nutritiva acabada en la boca y nos dormimos. En la mañana antes de llevarla a la estación de tren, hicimos un “mañanero” bien completito. Iniciamos con un 69 con todas sus variantes y dos orgasmos como premio y una tragada de semen como desayuno. Una pausa y era tiempo de aprovechar los últimos momentos de nuestra “mielera estancia”, una montada a su hombre para terminar haciendo el “perrito” y llevándose otros dos como premio. Hasta ese momento no había abierto el marcador, por eso luego de sus dos gritos triunfales en postura de perrito, era tiempo de venirme, lo demoré cuanto pude, ahora usando el gel como la vez anterior me dispuse a terminar la faena dentro del culito. Esta vez el esfínter se muestra más dócil, se dilata con más facilidad, el gel no solo calma los dolores sino que suaviza la entrada de la gruesa carne que horada su puerta trasera. Sin resistencia, con mis manos conteniendo sus tetotas, las suyas frotándose el clítoris y alternando con las caricias a los testículos. Me mando con todo dentro de su culo, por momentos como un poseído, me lanzo con vehemencia a la aventura de explorar la profundidad del ano. El pubis golpea contra sus nalgas, los testículos se balancean contra los labios de la vulva. Salgo rápido y entro veloz, pero el castigado culito no acusa el maltrato de mi calentura como en la primera vez, por el contrario ella colabora, moviéndose, agitándose, abriendo y cerrando el anillo para jugar con ...
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