1. MATEO II


    Fecha: 20/10/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... sumisión a mis caprichos. Mi lengua bajaba de los testículos y se hundía entre sus nalgas, lo di vuelta, y en esa cola redonda quise meter mi pene, no pude debido al dolor, se hubiese reído de mí. Solo unos años más y podría romperle en mil pedazos como lo hizo con el mío. Me quedé ahí encima de él, frotándome hasta venirme ridículamente, limpie su trasero y continué con su pene, menos flácido, luego bajé a los pies porque recordé cómo le gustaba, su pene endureció como una roca, lo devoré con ansias y en su glande el sabor se hizo fuerte y delicioso, lo besé tanto mientras se tambaleaba violentamente. Se erguía con fuerza, y me di cuenta que probablemente estaba despierto y fingía estar dormido. Entonces dejé de lamerle la cabeza del pene, le di un beso y me levanté en dirección a donde dormía Luca, no tenía miedo, dormía como un tonto. Le saque con cuidado el short y luego los calzoncillos, su pene era un poco más grande que el mío, se me hizo aburrido en comparación con el de su hermano. Volví con Mateo y les puse los calzoncillos de su querido hermanito, estaban súper apretados, las bolas se le escapaban por los costados, y en la parte superior el pene quedaba al descubierto, los pelos desordenados se veían muy graciosos, qué más podía hacer, qué significaba que me animara a más… Salí de la habitación, recorrí el pasillo, acercándome de vez en cuando a la puerta que daba al cuarto de los padres, dormían, entré luego de mucho ...
    ... vacilar. En absoluto silencio, siempre fui bueno en eso, de puntitas de pies, me acerque al padre, dormía. Metí con cuidado las manos por debajo de las sabanas, solo tenía puestos sus calzoncillos, y aunque jamás en mi vida me arriesgué tanto, se los fui quitando, como si el miedo a ser descubierto en semejante situación, no existiera. El pene de este señor era tan grande como el de Mateo, aunque más grueso, no perdí el tiempo en él, solo quería sus calzoncillos. Regresé a nuestra habitación, y una vez encima de Mateo, también lo vestí con estos, encima de los de Luca, ahora todo estaba cubierto. El pene seguía erecto, lo masturbe por encima del algodón hasta que eyaculó con fuerza, metí la mano y tome un poco del esperma, que bebí con placer. Lo volví a vestir, como al principio, dejando ambos calzoncillos, el de Luca y el de su padre. No tuve miedo, nadie diría nada en voz alta, nadie vendría a reclamarme nada, porque cómo creer que yo pudiese hacer todo eso, ni aun cuando tomé los calzoncillos de Mateo y se los puse a Luca. Jugué con fuego esa noche, jugué con los tres hombres de la casa, no solo me anime a más, sentí que me había extralimitado. Mañana temprano, Luca se diría a sí mismo: estos no son los míos, su padre creerá como última instancia que no se había puesto nada, o que su mujer se hacía la tonta, y finalmente, Mateo no dudaría y lo comprendería de inmediato. Quizás, solo quizás, despierte en él un interés mayor hacía mí. 
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