1. Hasta que se me hizo


    Fecha: 22/01/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... paso, ayudarla con la silla al sentarse, abrirle la puerta de coche. Mucho menos una sugerencia en los platillos cuando iban a cenar fuera de casa. La última serenata que m amada Elsa había escuchado fue cuando sugerí a mi amigo Alfredo a llevársela para demostrarle lo emocionado que estaba cuando los padres de ella la habían cedido en matrimonio. Todo ello lo supe cuando ella me llamó por teléfono, invitándome una tomar un café, casi al borde de las lágrima. Pero, lo peor estaba por saberlo: Alfredo padecía un mal del que nunca me comentó en los muchos años de tan cercana amistad. Por un lado, su carácter aventurero de juventud, cuando se cogió a cuanta mujer quiso, lo convirtió en un hombre que no aprendió a conducir a una mujer en la cama, sino que simple y sencillamente procuraba meterles la verga y eyacular dentro de ellas, sin importarle si ellas habían tenido o no una relación satisfactoria. Y esa misma actitud había asumido con su ahora esposa Elsa, en los cinco años que llevan de matrimonio. Todavía Alfredo acabó de empeorar su situación conyugal cuando, al reclamo de las pocas atenciones que ponía en ella y lo poco romántico que era desde que se casaron, mi amigo terminó por confesarle a su esposa que todo había sido idea mía. Yo no acababa por entenderlo. Habráse visto a semejante pendejo. Lo único que hice fue escuchar la confesión de mi amada y recomendarle paciencia. Cuando salí del restaurant para despedirla, se abrazó a mi, llorando. No puedo negar lo que ...
    ... sentí, unas ganas inmensas de besarla y llevarla a una cama, donde la daría lo que mi amigo jamás le dio. Ni siquiera la tarde que la desvirgó. Yo creo que ella sintió mi bulto en la entrepierna, porque, como tocada por una corriente eléctrica, se separó de mí y se me quedó viendo fijamente a los ojos. Perdóname, fue lo único que alcancé a decir, pero ella me contestó tomándome de las mejillas y colocando sobre mi boca sus labios, deliciosos, al tiempo que me preguntaba: "¿te atreverías"?. Como no hay a quien le den pan y llore, la tomé de una mano y la conduje hacia mi camioneta, estacionada a unos metros de nosotros. Sin mediar palabra, conduje directamente hasta mi casa. Me bajé por mi lado y caminé hasta el suyo, para abrirle la puerta. Ella me miraba azorada, con los ojos muy abiertos. Le tendí mis dos manos y ella me tomó con las suyas. Y aunque soy todo un caballero, debo platicarles lo que pasó dentro. Apenas cruzó el umbral de mi casa, besé sus labios y ella enroscó sus brazos sobre mis hombros. Fue un beso que inició amoros, pero degenró en sexual. Les diré que en la misma sala dejamos todas nuestras ropas y quedamos todalmente desnudos. Allí mismo ella tomó mi falo y comenzó a besarlo dulcemente, pero que en mí provocaba las más estimulantes sensaciones, hasta hacer que mi aparato quedara a su máxima expresión, con el glande totalmente descubierto y con un color morado que jamás le había yo conocido. La tomé de la cintura y la cargué en dos manos, para llevarla hasta ...